Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
La visión de un precioso automóvil coupe “Borgward”, probablemente “Isabella” en Calzada de Tlalpan, en la ciudad de México, hizo pensar de repente en todo aquello que pudo ir bien pero no, durante los regímenes del Partido Revolucionario Institucional.
Y no es que todo lo que haya hecho el PRI ha sido malo, como tampoco lo realizado por los gobiernos el Partido de Acción Nacional (PAN).
Pero lo cierto es que por años, México y los mexicanos vivimos una peculiar economía política, una caracterizada no por las demandas o los golpes del mercado sino por las preferencias políticas del o los funcionarios ocupantes del poder. Y cada seis años había un ciclo de empresas exitosas… o fracasadas.
En 1967 el empresario regiomontano Gregorio Ramírez González trajo a México la maquinaria necesaria para fabricar en el país uno de los automóviles prototipo de Alemania, el “Borgward”, que había quebrado -injustamente dicen algunos historiadores-, para hacer ese coche en México. Pero tres años después, el único intento por un automóvil que para ese momento hubiera sido ciento por ciento mexicano, cerraba sus puertas.
Francamente quien esto escribe no tiene claro las causas de la quiebra. Pese a haber quebrado, el “Borgward” era considerado en Alemania como un excelente vehículo, uno de alta calidad. Esa condición no tenía porqué haber cambiado cuando comenzó a ser fabricado en México.
Pero tal vez, solo tal vez por supuesto, pudo haber ocurrido que el intento de don Gregorio estorbaba a alguien mas; pudo haber sido que el “Borgward” no hubiera tenido una buena relación precio-calidad, o que don Gregorio no hubiera tenido los padrinos políticos necesarios.
Porque si la quiebra de “Borgward” en Alemania pudo haber sido evitada con un poco de ayuda, según dicen los historiadores, tal vez la quiebra en México pudiera haber sido evitada si el gobierno, o mas bien los miembros de la clase gobernante lo hubieran querido así.
Pero no lo quisieron, evidentemente.
Y esa experiencia cobra vida ahora que otra vez, de repente, volvemos a la era de los milagros. Las mismas secretarías que no hicieron nada bueno hasta ahora volverán, en tiempo “récord”, a componer el rumbo y actuar “como se debe” no por milagro sino por la indudable capacidad de los funcionarios al frente.
Claro que a menos que el gobierno entrante haga algo muy distinto, el problema volverá a presentarse en seis años, como si cada tanto tiempo fuera necesario volver a inventar el hilo negro y descartar lo hecho por el o los antecesores. Pero ningún país puede ser reinventado cada seis años.
El bellísimo “Borgward” avistado en Calzada de Tlalpan es un fósil de esa época. Un lujo que ya no podemos darnos…
QMX/jcf