Doble rasero del populismo: Trump, AMLO y la manipulación de los nombres
Para los mexicanos resulta a veces difícil recordar que los Estados Unidos no son la única frontera de México. Que de hecho naciones mucho más pequeñas, más económicamente débiles y con problemas tan grandes que comparativamente son mayores que los nuestros se encuentran en la frontera, al sur de Chiapas y Quintana Roo.
Son Belice y Guatemala, directamente, Honduras y El Salvador de manera más remota.
Son cuatro países que entre todos, con unos 28 millones de personas, apenas superan la población del Distrito Federal y su zona conurbada.
Y sin embargo su problemática afecta a México y puede afectarlo más, sin que al menos en principio parezca que como país, como sociedad, prestemos la atención que merecen y que necesitan.
De entrada, son cuatro naciones donde las instituciones son mucho mas débiles que las de México, donde los problemas sociales se multiplican y en las que la corrupción es al menos tan importante o más que la que hay en México.
Y son países donde la delincuencia se ha entronizado.
Si el índice de criminalidad de México en 2012 fue estimada en unos 22.7 homicidios por cada cien mil habitantes: en Honduras fueron 91, en Guatemala 38.5, en El Salvador 69.2, en Belice 40…
Y muchos de esas muertes pueden ser adjudicadas a delincuencia organizada vinculada con la delincuencia organizada de México. Reportes provenientes de Estados Unidos y de esas naciones hablan de la presencia de los cárteles mexicanos, en lucha allá como aquí por la supremacía en las rutas de alimentación de drogas de Sudamérica a los Estados Unidos.
Hablan también de la presencia de la “Maras”, la “13″ y la “18″, nacidas en ciudades de Estados Unidos y exportadas a la región con pandilleros y delincuentes estadounidenses en todo menos en papeles deportados a países que desconocían y a los que las autoridades estadounidenses nunca se molestaron en identificar en beneficio de los gobiernos receptores.
Son protagonistas de una guerra entre ellos y contra las sociedades donde se ubican. Se aprovechan de fronteras mal definidas, mal cuidadas de policías en peor situación que las mexicanas y una superabundancia de armas y de posibles reclutas, sobrantes unas y veteranos muchos de ellos de las guerras civiles de los setentas y los ochentas.
La situación en que se encuentran esas sociedades es, de acuerdo con un analista, “de pena” y no tiene visos de mejoría y tal vez de aún peores momentos.
Y México y los mexicanos con la vista fija en el norte…
QMX/jcf