Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Metodología de la compasión
Dicen que el amor es el Ometeótl azteca, un creador dual que busca la felicidad de los otros, pero simultáneamente desarrolla compasión o el deseo de eliminar el sufrimiento de los demás seres. La compasión, llamada también la cara opaca del amor o su sombra, es el paliativo al estrés y las pérdidas, la medicina silente ante una crisis como la actual pandemia. Es lo que todos necesitamos ahora, que nos sentimos vulnerables, llenos de tristeza e incertidumbre.
En un ambiente de negocios, los líderes compasivos se desempeñan mejor y fomentan una mayor lealtad y compromiso por parte de sus equipos de trabajo. Durante una crisis, la compasión se vuelve especialmente crítica porque todos nos volvemos más sensibles. No en vano, la compasión representa el factor esencial de reinvención y resiliencia personal y empresarial.
Dado que la cultura laboral antes del Covid imponía los líderes de negocios controlados, ecuánimes y capaces de resolver todo en cualquier momento, al menos en Occidente, no es fácil encontrar jefes compasivos en tiempos de pandemia. Sin embargo, ser uno de ellos representa lealtad y compromiso de los colaboradores y empleados. Un líder compasivo es quien logrará sacar avante su empresa.
¿Cómo se autogenera un liderazgo compasivo? Existen tres fases generales para que impere la compasión laboral.
Autoconciencia. Los líderes primero deben relacionarse y ayudarse a sí mismos antes de que puedan hacer lo mismo por los demás. Un sesgo hacia el control puede ser una respuesta natural a la crisis, pero corre el riesgo de apagar la conciencia de los sentimientos y necesidades emocionales propios y de los demás. Entonces, un primer paso para sintonizar eficazmente “hacia adentro” es crear tiempo y espacio para la autoconciencia. La respiración profunda e intencional que ralentiza la frecuencia cardíaca y restaura el cuerpo es una práctica recomendada al igual que el compartir un sentido de gratitud. Nadie puede dar lo que no tiene. Y la compasión no es la excepción. En la medida que uno descubre sus propias sensaciones de pérdida, temor y tristeza puede reconocerlas en los otros y experimentar la empatía.
Conectar con los demás. La conciencia de lo que otros sienten y la adopción de la vulnerabilidad y compasión durante una crisis, reduce el estrés y limita los síntomas físicos adversos entre los miembros de un equipo. Al mismo tiempo, mejora el logro de los objetivos grupales y la productividad. Generar tal sintonía grupal puede empezar con un simple: “un jefe no tiene todas las respuestas”. La autenticidad, al mismo tiempo, es una “llave” para conectar con los otros. Tratar de nombrar los sentimientos, asimismo, es una práctica poco común pero efectiva en ambientes personales y laborales. La frase inicial para estimular el diálogo puede ser. ”Me siento como…” Por otra parte, validar el deseo de protección y autopreservación como “normal” también ayuda a las personas a superar dolor, estrés y ansiedad, y logra que se reenfoquen en el trabajo y en la misión de la organización.
3. Inclusión y cuidado de las personas. Es lograr que cada colaborador se sienta escuchado e incluido, es permitir que todos los miembros del equipo se expresen libremente. Por ello se requiere fomentar un ambiente de seguridad psicológica en el que todos se sientan unidos ante la crisis. Los simbolismos son muy importantes para lograrlo, porque es el lenguaje del inconsciente con el que se expresan las emociones. Establecer rituales significativos es un buen principio de inclusión y respeto a todos los miembros de un equipo. Por otra parte, los líderes también deben alentar y elevar el perfil de los actos compasivos por parte de sus empleados para crear una comunidad de apoyo mutuo. La idea es establecer en la práctica un ambiente de integración y camaradería, pero esto no se logra sólo con enunciarlo sino con evidencias cotidianas.
En tiempos del Covid aprendemos cosas “extrañas”: a sentir, abrazar el dolor de los otros porque también es nuestro, a remendar las heridas y trazar planes y un futuro. Ometéotl está en la raíz de nuestra bohonomía y esencia. Es amor. Pero también compasión.