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Juego de ojos
Sentimientos en el trabajo
No son invisibles. En cada acto cotidiano se manifiestan y catapultan proyectos comunes o los hunden. Los sentimientos estuvieron ahí siempre y son un componente esencial del éxito empresarial. Sin embargo, no se nombran, se ignoran y dejan que actúen silentemente a su libre albedrío.
Hoy, cuando el encontrar sentido a lo que hacemos se convierte en prioritario para el mantenimiento de las empresa en el mercado, tales causas involucra poderosamente a los sentimientos de todos los públicos de una compañía.
Esto no es fortuito. La satisfacción laboral se convierte en el parteaguas entre una organización donde campea la energía y el compromiso y otra que camina con desazón, pesadumbre o intrigas.
Durante mucho tiempo se atribuyeron tales diferencias a la cultura, un factor aparentemente nebuloso y difícil de controlar que contribuye o no al éxito empresarial. Sin embargo, existe un factor muy importante para transmitir e inculcar valores: cómo se siente la gente. Los sentimientos, esas respuestas emocionales y crudas que muchas veces ignoramos, particularmente en un contexto empresarial, son las que determinan el éxito en una misión.
Los sentimientos son mensajeros de las necesidades. Satisfacer las necesidades libera sentimientos positivos y energía; descuidar las necesidades hace lo contrario. Al integrar los objetivos de negocio con satisfacer las necesidades de las personas, las empresas pueden asegurarse de que el fuerte viento de una fuerza emocional positiva esté a sus espaldas.
Las emociones y sentimientos son los catalizadores de una gran energía que nos lleva a emprender, crear, persistir, generar resiliencia, solidaridad y empatía. Representan la recopilación de respuestas químicas y neuronales de bajo nivel a un estímulo que mueven a un organismo hacia el comportamiento de mantenimiento de la vida. Son los que nos permiten seguir vivos.
Nuestros sentimientos abogan por nuestras necesidades. Cuando estamos alineados con satisfacer una necesidad, los sentimientos nos impulsan, energizan y motivan. Pero sentimientos negativos como la ira y la frustración bloquean la acción y la contribución.
Ahora, los sentimientos presentes en un lugar de trabajo, verbalizados o no, determinan en gran medida la motivación y la capacidad de cada uno de nosotros para contribuir. La forma en que las personas se sienten acerca de su trabajo es el determinante más importante del éxito para cualquier negocio.
Al reconocer los sentimientos, seguirlos a las necesidades y actuar para abordar las necesidades, las organizaciones pueden generar conscientemente sentimientos positivos y crear lugares de trabajo dramáticamente más productivos y exitosos.
Incorporar los sentimientos a la empresa implica: