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Escenario político
Que la pasión no se fragmente ni se diluya o pierda
En el letargo de las tardes de lluvia emerge un insólito elogio. Un piropo arrebatado a la pasión.
Que la pasión imante la mente, brazos y boca de todos. Que recorra la columna vertebral y se enrede fuertemente en las ideas y se convierta en realidad y piel de cada manifestación de vida. Que la pasión no se fragmente ni se diluya o pierda. Que sea la palabra que enseñe a escribir a cada uno y el último vocablo se pronuncie al morir.
Que la pasión sea el fuego pero también la luz, el agua que bebamos, la tierra que toquen la planta de nuestros pies y el aire que nos envuelva cada hora a través de los años.
Que la pasión sea la asignatura intuitiva que todos sigan, porque cuando en el mundo se desperdigan noticias tristes y desesperanza, hay alguien que empieza a dejar de creer y paulatinamente abandona esta realidad, sin rumbo ni alas, porque es la pasión lo que nos anima a caminar y descubrir nuevas veredas, la que ilumina los pasos de quien titubea y le señala certezas, rutas e imaginación. Es la pasión el gran aliciente para darle sentido al amor y trabajo pero también representa el señuelo más convincente de la compasión, esa humilde figura que trata de paliar el dolor.
Que no pierda la pasión quien lucha, emprende y ama. Que sea la pasión lo que descubra vocaciones, anhelos y fuerza, que sea la pasión lo que cambie realidades, que genere oportunidades, que devele poderes no descubiertos y también talentos nuevos.
Que la pasión sea el antifaz de percepción que no deje inertes convicciones y acicatee con vaivenes contundentes las emociones. Que sea la que traduzca la vida, la que engarce los sucesos, la que genere retos.
Que la pasión no se rienda a los prejuicios ni se obnubile ante el miedo, y que aunque caigan las armaduras y disfraces aparezca para resplandecer y cambiar lo predicho. Que la pasión transforme lo anodino en luces y la inercia en danza majestuosa no predicha.
Si. Quiero pasión en el alma, habitación de los sentimientos, lugar donde se engendran como plantas las ideas, pero también en caminos viejos y terracerías, y en el piso donde crecen yerbas y eucaliptos. Quiero que la pasión aparezca en cada rincón que toca el sol, pero también donde la sombra de buganvilias y madroños aparece.
Que la pasión sea como lluvia que fecunda laderas yermas, tierras de desolación y angustia para que aparezcan de nuevo esperanza y primaveras, y los pies cansinos, indiferentes y torpes vuelvan a bailar y a seducir a la realidad.
Quiero pasión en las intersecciones de las dudas, en las macetas y en las manos, pero sobre todo, en la percepción. Si, bendita pasión, te quiero en todo porque eres luz…