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Teléfono rojo
Redescubrirte
Escucha tu voz. No la acalles con distracción o ruido. Date la oportunidad de descubrir lo que tú quieres comunicarte a ti mismo. ¿Hace cuánto no conversas contigo? Hay un caudal de sabiduría que ahora te espera. No lo postergues más. Habla contigo.
En esos momentos en los que se aquietan tus sentidos y puedes concentrarte sólo en tu respiración, es cuando se inician los diálogos contigo. Emerge una voz interior, tu voz. Pero a diferencia de las frases fugaces y sin sentido que emergen entre las prisas y cotidianeidad, cuando te regalas unos momentos de quietud encuentras respuestas y soluciones, redescubres caminos nuevos y encuentras facetas de ti que creías inexistentes. Te redescubres, pero también develas muchos aspectos de la vida.
Es probable que emerjan recuerdos e inquietudes o que las vivencias aparezcan como las figuras de un caleidoscopio. Eso ocurre al inicio. Después te sorprenderá la serenidad que te llena y hace disfrutables los monólogos internos. Te dirás cosas impredecibles, otras muchas cosas que ya sabías pero que te rehusabas a traer a la consciencia. Se abre de par en par el portón de las percepciones, emociones, pensamientos y decisiones. Estás en el alma finalmente.
En ese lugar moran las ideas, la imaginación, el subconsciente. Ahí se fabrican los sentimientos y danzas a raudales las emociones. Ahí se piensa e imagina. Ahí reside el mundo incorpóreo.
En el alma o psique, que la doctrina cristina llama el Hijo, reside razón y emoción, los personajes intangibles. De ahí mana la sabiduría o conocimiento con amor. Ahí está el pensamiento y la síntesis de la percepción. Es nuestra parte más sutil, aunque no llega aún al grado superior: espíritu o conexión con lo divino.
Sin embargo, meditar, acallar los ruidos externos y concentrarnos en respirar, nos permite trasmutar lo trivial y escalar a un grado superior donde el pensamiento se valora como creador de realidades.
Ahora que se impone como “moda” la conexión espiritual mediante prácticas como el yoga, vale recordar que la meditación y el mindfulness no es otra cosa más que vivir a plenitud el instante que se vive. Es la consciencia del momento que ahora tenemos.
Existen muchas técnicas de meditación. Tan exóticas y sofisticadas como filosofías y estilos de vida existen. Sin embargo, una manera de generar la consciencia de este instante es concentrarse sólo en la propia respiración, el regalo maravilloso de la vida.
Y mientras respiras, en el momento que sientes que inhalas y exhalas, tu voz te acompaña. Y hay infinidad de historias, soluciones e ideas que quiere compartir contigo. Si. Tu propia voz es la de la sabiduría. Abrázala ahora.
Esa voz, tu voz, te contará tu propia historia y te revelará a una persona nueva, llena de dones no imaginados. Es momento ya de mirarse a un espejo.