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Juego de ojos
El amante perfecto
Hay un amor idílico, perfecto e inacabado. El amor romántico, aspiracional y muchas veces no consolidado en la realidad. La cotidianeidad lo opaca y desaparece. El día a día lo deshoja y desnuda el halo de ilusión/espejismo con el que se alimenta. Hablo del amor perenne y pasional que pocos viven.
¿Quién es el amante perfecto? El que personifica la imposible. Es aquel que se viste de misterio y lejanía, el que se presupone fuera de nuestro alcance, el que sabe mantener un dejo de irrealidad y al mismo tiempo es capaz de sembrar motivos y espejismos en la imaginación.
El amante perfecto no tiene características físicas definidas. Su atracción procede de las emociones que logra generar, de los pensamientos que no se identifican con lo convencional o establecido. El amante perfecto irrumpe en un mundo propio en el que el “otro” sólo se tiene una visión parcial.
La mitad del amante perfecto eres tú y la imaginación. Tú y la manera de generar una narrativa platónica, de unir emociones con pensamientos y llevarlos hasta sentimientos que prevalecen y se arraigan. No es una cuestión de percepción sino de darle forma a la realidad, de interpretarla y aprehenderla.
Existe un proverbio que asegura que el amor de tu vida no es con quien te casas, que eso nunca ocurre. Lo asumen así porque la cotidianeidad, la vida misma, despoja al ser amado de su lejanía y misterio. Lo que era atractivo se vuelve pueril. El amor idealizado no resiste el espejo del día a día, de una verdad que escapa de nuestro caleidoscopio.
¿Es posible combinar el amor real con el aspiracional? Si se logra imbuir a la pareja real en un mundo creado por nosotros, si no se rompe la individualidad, si se asume que el proceso de enamoramiento es un proceso químico-biológico que dura cuatro escasos años. Después la liberación de endorfinas se deberá suplir con juegos de inteligencia y creatividad.
El amor no es fortuito. Es una construcción que permite vivir aquello que quieras: el arrobamiento y mariposas en el estómago, la idealización, el sentido de dar y compartir , la entrega absoluta, el interés, la serenidad…pero también un declive emocional de incertidumbre, celos o desencanto.
El amante perfecto eres tú. Tú tienes todo para que la historia que imaginaste la hagas real. Tú elegirás a quien se adapte perfectamente al rol que deseas desempeñar, las emociones por explorar, la imaginación que dará forma a tus percepciones e imaginación. Tú determinas la historia de amor que quieres vivir.
Hay quien gusta del sentido inicial del enamoramiento, la euforia que todo eclipsa. Los primeros momentos. El amor que está hecho de instantes, el que carece de compromisos y contratos, el que se extingue con la primera sombra.
Otros optan por el amor despojado del embrujo de la noche y lejano a las lentejuelas que presuponen una seducción inteligente e inusual. Muchos optan conformistamente un amor que se deslava con los días y exhibe abolladuras donde antes existieron estrellas…
Injusto que más allá de los datos científicos que hablan de amores efímeros, hay quien se atreve a elegir un compañero de vida, lleno de altibajos, manías y problemas, pero también dulzura que prevalece a través de los años, un arrobamiento que va más allá de la belleza física porque ahora comulgan también almas.
Si buscas al amante perfecto mírate ahora en el espejo. Ahí está el ser que buscas. Todo lo que quisiste lo tienes en tu propia película, pero sobre todo en tus emociones, imaginación, pensamientos y sentimientos.
Gracias por existir, amante perfecto.