Abanico
Gratitud
Hay una sola palabra que no debes olvidar. El vocablo que te recordará que Dios existe en tu vida y en todo lo que realizas, la palabra que envuelve de sentido y dignidad todo lo que hay y aquello que imaginas: gracias.
Gracias vida porque aún en episodios tristes, cuando las mariposas dejan de volar, sé que en el cielo se escucharán mis plegarias y me oirán cantar. Los murmullos se volverán himnos, de mis manos desnudas y rotas emergerán otras realidades y nuevas promesas. Aquello que amo jamás se perderá.
Creo en mí propia capacidad de transformación, en la sabiduría de la intuición, en las rutas que toma el destino. Creo en la bondad de los hombres, en el poder de las oraciones, en los conceptos con los que cada uno nombra al amor. Y creo en la magia, la que cada uno guarda, la que engendra felicidad, la que no conoce fronteras.
Gracias vida porque a la obscuridad más densa seguirán amaneceres, luces buenas que arroparán las derrotas, porque lo que importa jamás se pierde, porque las decepciones no dejarán que desconfíe o tema. Creeré como el primer día como creo en la luz y la bondad y misericordia de mi Dios, el padre de todos.
Gracias vida por mis rezos con vocablos y manos, por la manera en que converso con mis padres y los ángeles del mundo, por la locura que me impide abandonar lo que amo. Gracias por dejar que me enamore y sueñe que de puntitas llego hasta donde está para encaramarme junto a sus tobillos y musitarle en mi imaginación que es el mejor hombre del mundo.
Gracias por dejarme soñar y no apagar mi imaginación. Gracias por permitirme desoir a cínicos y realistas, porque no quiero mi mundo atrapado en paredes frías y desnudas. Quiero el arcoíris que entra por mi ventana, la sonrisa en mi espejo, días sorprendentes y bellos.
Gracias bendito Dios porque cada día comprendo que me amas con un amor dulce y sereno, que no me pides dolor ni sacrificios, que te encanta que extienda mis alas y crea en ti.
Quiero ahora en esta Semana Santa que entren todos los soles a mi habitación plagada de fantasías y duendes. Quiero que la felicidad se meta en cada uno de mis dedos para acariciar, bendecir y curar, quiero que las palabras más bellas duerman en mi garganta, que en mis cabellos se mesan siempre sortilegios de aventura y amor. Quiero que jamás me olvide de Dios.
En esta semana que siempre viví con tristeza, duelo en primavera, deseo encontrar trinos y el sentido de la pascua, de vida eterna, de celebración. Desconozco hoy y para siempre el duelo. Celebro la vida, las voces y palabras de vida. Venero con alegría a mi Dios, al Creador de todos nosotros. Gracias a lo que existe, gracias a lo un día pensé o imaginé.