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CIUDAD DE MÉXICO, 30 de noviembre de 2017.- En Pinar de la Cima, el frío es más intenso que en la parte urbanizada de la ciudad. El lugar, ubicado en Topilejo, dentro de los límites de la delegación Tlalpan, es un productor de árboles de Navidad naturales y certificados.
La temporada para cortarlos empezó el 17 de noviembre pasado y concluirá el 24 de diciembre.
Pinar de la Cima está ubicado en el kilómetro 43 y medio de la carretera México-Cuernavaca, en un bosque verde repleto de pinos tipo blanco o vikingo de diversos tamaños, algunos ya listos para ser cortados, otros aún demasiado pequeños para serlo y unos más, enormes, que lucen como guardianes de la naturaleza que resisten a la mancha urbana.
“Plantar árboles de navidad es una forma de que los dueños no piensen en quitar el bosque sino que lo crezcan y conserven”, dijo el ingeniero Gerardo López Mendoza, gerente de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en la ciudad de México.
Gracias a proyectos como el de Pinar de la Cima, la importación de árboles de navidad ha ido decreciendo; llegó a ser de un millón 100 mil y este año se calcula será de 700 mil, expuso López Mendoza durante la apertura de la temporada.
En una extensión de 116 hectáreas en la Ciudad de México se calcula que son 178 mil árboles y el año pasado se comercializaron 10 mil, lo que puede ser un problema porque hay árboles que ya tienen la edad suficiente de 8 años para ser comercializados y no se venden; en el caso de Pinar de la Cima la familia López Sarabia, dueña del proyecto, debe darles mantenimiento porque si lo deja crecer más esos 8 años se pueden perder, indicó el funcionario.
Una de las ventajas de cortar el árbol es que el suelo mantiene su cubierta forestal y otra es que se conservan los bosques que prestan servicios ambientales a la ciudad, dijo por su parte el director de la Comisión de Recursos Naturales de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema), Luis Fueyo MacDonald.
“Si no fuera por árboles y pastizales de alta montaña y actividades agrícolas, los humedales de Tláhuac y Xochimilco, sería difícil sobrevivir en una ciudad tan densamente poblada”, explicó.
Además de la venta de los árboles naturales, en Pinar de la Cima se rentan ejemplares los cuales regresan al bosque y son adoptados por las personas que los alquilaron y los cuida la familia López Sarabia.
De acuerdo con datos de la Conafor son 49 productores en la capital, de los cuales el 95 por ciento se ubican en la delegación Tlalpan mientras que el 5 por ciento restante se distribuye en las delegaciones Milpa Alta, Tláhuac y Magdalena Contreras.