ACENTO: La Reunión Norte-Sur de JLP

20 de noviembre de 2012
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9:40
Salvador Flores

Veintidós jefes de estado y de gobierno asistieron el 22 y 23 de octubre de 1981, en Cancún a la Reunión Norte-Sur, que promovió el presidente López Portillo para tratar de disminuir la distancia entre la economía de los países del primer mundo y los en vías de desarrollo y los pobres.

Figuraron entre los asistentes las primeras ministras de Gran Bretaña, Margaret Thatcher e Indira Gahndi, de La India; los presidentes Ronald Reagan, de Estados Unidos; Francois Mitterrand, de Francia; Julius Nyerere, de Nigeria; los primeros ministros Zenko Suzaki, de Japón; Zhao Ziyang, de China; Pierre Elliot Trudeau, de Canadá, y Hans-Dietrich Genscher, de Alemania Federal, y el príncipe Fahd, de Arabia Saudita.

Además Kurt Waldheim, secretario general de la ONU; Luis Herrera Campins, presidente de Venezuela; Ramiro Eliseo Gurreiro, de Brasil, y Ferdinando Marcos, de Filipinas

El presidente de la URSS, Leoniv Brézhnev ni contestó la invitación a la reunión, porque Reagan vetó la presencia de su aliado, el cubano Fidel Castro; el rey Juan Carlos de España no fue invitado.

Las sesiones se celebraron con normalidad en la torre circular del Hotel Sheraton (ya demolido) donde se instalaron  cubículos con mesas para los jefes de misión y para sus respectivos ministros de Relaciones Exteriores.

El aparato de seguridad de la reunión era impresionante por cielo, mar y tierra y fue aprobado por el exigentísimo secretario de Estado de EU, Gral. Alexander Haig.

El primer día, los presidentes entraron francos, pero  el jefe de seguridad de la reunión, un mayor del EMP (Estado Mayor Presidencial) solicitó a los cancilleres depositar sus portafolios sobre una mesa para pasarlos por rayos X.

Nadie se había opuesto a ello, hasta que lo hizo el filipino; arguyó con gritos estentóreos que era un atropello y no lo consentiría.

El encargado de la seguridad le arrebató con fuerza el portafolios, lo abrió y descubrió una pistola 45 de doble cañón, bala expansiva y con silenciador, que arrojó debajo de la mesa, al tiempo que devolvió sus documentos al rijoso y le abrió paso.

¿Verdad o ficción? ¿fantasía o realidad, rezaba un slogan inicial de una vieja serie radiofónica de misterio, que al parecer viene a cuento, pues por rara casualidad el cubil del presidente filipino era contiguo al de Ronald Reagan, y su canciller estaba muy próximo al presidente de EU, con quien Ferdinando Marcos tenía serio diferendo en ese entonces, mismo que lo llevó a dimitir.

Pasado el ingreso de los sesionantes, el jefe de seguridad informó de inmediato del incidente al Gral. Miguel Ángel Godínez, jefe del EMP, quien le dijo que no temiera nada, aunque los filipinos protestaran.

Más tarde llegó el jefe del grupo de la CIA, destacado en Cancún, y personal de la Secretaría de Estado a felicitarlo.

La noticia no se filtró a ningún medio informativo, nacional ni internacional, del centenar que estábamos en Cancún.

Los periodistas mexicanos que cubrimos la cumbre nos regresamos al DF la noche del día siguiente a la clausura; fecha en que López Portillo despidió a sus distinguidos invitados en el aeropuerto internacional; como la víspera  de la junta les había dado la bienvenida.

Durante el trayecto a Mérida, el jefe de seguridad, amigo mío, ocupó el asiento vecino en el Quetzalcóatl II, el avión en que el EMP nos transportaba a los reporteros de la fuente presidencial.

Al preguntar qué le había parecido más sobresaliente de la reunión, me vio de soslayo, quiso irse, intempestivamente interrumpió la charla; a lo que le dije en plan amistoso, sin deseo alguno de ofenderlo: “no huyas, cobarde”.

Al fin lo convencí, volvió a sentarse, reanudamos la plática sobre cualquier cosa; hasta que en un momento no se aguantó y me preguntó si era capaz de no publicar algo que me platicara.

Se lo juré y  perjuré, inclusive con la expresión de que yo no tenía ninguna intención de inmortalizarlo.

Y me confió lo anterior, que después de 31 años, creo ya puedo echarlo al papel; sólo que revelo el pecado, mas no el pecador.

QMX/sfl

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