La nueva propaganda es tan vieja como siempre/Felipe de J. Monroy
Quienes más gritan y promueven las protestas contra el bloqueo a la Cámara de Diputados, con motivo de la toma de posesión del presidente Peña Nieto, son precisamente los causantes del mismo.
Recordemos que hace 6 años los obradoristas trataron de impedir al máximo la protesta del presidente Calderón, porque querían que su mesías tropical asumiera ilegítimamente el poder que el pueblo le negó. Por eso hay que tomar providencias.
¿Que fue por muy pocos votos? Sí, pero en la democracia cuenta un solo voto, y no el capricho de quien busca encaramarse en el poder para exprimirlo a su antojo. Ahora fue por 3.5 millones de votos, pero de todos modos anuncian que el 1 de diciembre no será un día de campo
Los diputados izquierdistas ponen el grito en el cielo contra el blindaje al Palacio Legislativo. Y ciertamente no habría necesidad de él, si ellos y sus congéneres no hubieran ya protagonizado otros bloqueos –esos sí ilegales– y aun asaltado el propio Palacio Legislativo: recordemos cuando una caterva de ellos, encabezada por Alfonso Ramírez Cuéllar irrumpió en ese recinto a caballo, muy orondos.
¿Por qué tanta queja, y no la hacen cuando maestros y normalistas de Michoacán o Oaxaca bloquean oficinas de gobiernos, universidades, normales, calles, comercios, dejan niños sin clases, queman camiones y vejan a la gente?
Luego exigen que les perdonen todos sus delitos a los culpables, como si el perdón reintegrara la salud a las víctimas, las clases a los alumnos o devolviera o pagara los autobuses y autos particulares quemados.
Ellos exigen de inmediato respeto a sus dizque derechos humanos, cuando a lo que se dedican es precisamente a pisotear los de los demás, de ciudades enteras y de México mismo.
Es más, por su culpa el país tiene fama de revoltoso. Que lo diga el plantón de 48 días que el Peje impuso del Zócalo a Paseo de la Reforma, porque no le regalaron la Presidencia, con todas sus consecuencias humanas, sociales y económicas.
¿Por qué entonces no se quejaron quienes ahora se rasgan las vestiduras?
No es que nos solacemos en las molestias que miles de capitalinos padecen por este bloqueo a San Lázaro. Pero que no vengan los diputados pejistas a desgañitarse en su defensa, cuando son ellos mismos quienes lo motivan y protagonizan o apoyan las constantes marchas y plantones que sufrimos en el DF, sólo porque se les antoja, pues ellos sí se sienten con derecho de atropellar a los mexicanos, y sin motivo.
Es mejor reflexionar en que ya el país y los mexicanos ya estamos cansados de esas marchas, plantones y bloqueos, impuestos por una minoría recalcitrante, que luego pretende ubicarse en la ilegalidad. Ya está bien que la autoridad del DF se los permita, porque son de su mismo partido, y arguya que sus protestas son provocadas por problemas federales.
Simple pretexto, alcahuetería y complicidad, porque la obligación del gobierno de Marcelo Ebrard es frenar esos atentados contra los capitalinos que lo sostenemos con nuestros impuestos, o ¿a poco sólo recibe dinero para permitir una estatua a un dictador de Azerbaiyán?
Qué bueno que ya se va, y ojalá Miguel Ángel Mancera asuma su verdadero papel. Si no, está aún fresca la invitación de Alejandro Martí: “Si no pueden, que renuncien”.
QMX/sfl