Doble rasero del populismo: Trump, AMLO y la manipulación de los nombres
¿El anuncio de la campaña de Elba Esther Gordillo y López Obrador contra la reforma educativa del Presidente fue sólo para llenar el vacío noticioso de fin de año? ¿Es, en verdad, una embestida conjunta, o un simple ardid publicitario? ¿Ella está dispuesta a jugar las contras a su amigo Peña Nieto?
“El SNTE se reserva el derecho de emprender acciones jurídicas y legales, como amparos a sus agremiados contra la reforma educativa”, dijo Elba el 21 de diciembre en el 35 Consejo Nacional del SNTE, al que convocó de improviso, tras cancelar el viaje por el Caribe, a todo lujo, con que iba a premiar a la plana mayor de sus incondicionales.
Andrés Manuel, a través de Martí Batres, presidente de Morena, su partido en ciernes, declaró que “la reforma educativa daña las conquistas de los trabajadores de la educación, por lo que los apoyaremos a interponer demandas de amparo”.
Elba instó al millón 750 mil miembros del SNTE a una “resistencia pacífica, civilizada y digna”: que salgan sábados y domingos (sin suspender clases) a repartir volantes y recabar firmas para los amparos, a partir del 5 de enero.
Jesús Martín del Campo, dirigente de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CENTE) aliada de Morena, indicó que interpondrán medio millón de amparos; y Batres adujo que cuentan con abogados expertos “para que los magistrados no puedan rechazarlos”.
Si en 2007 presentaron 300 mil amparos contra reformas a la Ley del ISSSTE y no lograron frenarla, ahora “vamos a llenar los juzgados de distrito y el Tribunal Federal con amparos, una vez que suban la Reforma Educativa al Diario Oficial de la Federación” al menos con medio millón de demandas también, dijo Artemio Ortiz Hurtado, del Comité Democrático del SNTE.
Anunció que pedirán apoyo a organismos de derechos humanos, a la ONU, la Organización Internacional del Trabajo, a la Federación de Educadores de Canadá, a padres de familia y a otros sindicatos.
Ya los congresos de Chiapas, Coahuila y Baja California aprobaron la reforma educativa, y calculan que llegarán a 17 el 15 de enero, para que el presidente Peña Nieto firme el decreto de reforma que modifica los artículos 3 y 73 constitucionales y ordene promulgar la reforma en el Diario Oficial.
Desde luego que el Peje no podía desaprovechar esta oportunidad para atacar al gobierno del Peña Nieto, como prometió el 1 de diciembre, y menos dejar ir la oportunidad de hacerse propaganda ni tirarle el lazo a la lideresa del SNTE, ya que la reforma, al parecer, atenta contra los derechos de los maestros.
Elba, por su parte, se deja querer pragmáticamente, para reforzar su peso político sobre todo dentro del magisterio.
Amlo quiso capitalizar pugnas pasadas de ella y Emilio Chuayffet, secretario de Educación; aunque lo más probable es que éstos se entiendan como políticos profesionales, dados a olvidar agravios y más si se los solicita el Presidente.
Habrá más polvareda mediática; pero al final las aguas volverán a su cauce en forma sencilla: si en la Ley Reglamentaria de la reforma constitucional se asienta que la evaluación de los maestros no afecte los derechos de los más antiguos, que es lo que busca el SNTE en última instancia.
Mas se aplicará con todo rigor a las nuevas generaciones de mentores.
QMX/sfl