Doble rasero del populismo: Trump, AMLO y la manipulación de los nombres
Se habla mucho de los perros asesinos de Iztapalapa; mucha gente cree que no se demostró que 25 canes capturados en el Cerro de la Estrella sean los culpables de 5 muertes de personas, y que es una salida para encubrir a los criminales que empujan a los animales hambrientos contra los humanos.
El estupor inicial del gobierno capitalino cambió rápido, pues el procurador Rodolfo Ríos declaró que, al analizar los canes, hubo datos que comprueban que son los asesinos; luego el secretario de Salud, Armando Ahued anunció una intensa campaña de vacunación de todos los perros que pululan en el DF, como para salirse por la tangente.
De ahí p’al real vino un cúmulo de notas de sustento a la tesis oficial; terció el secretario de Seguridad Pública, Jesús Rodríguez y sembró más duda por ser quien, como procurador, investigó a los vándalos del 1 de diciembre y los acusó débilmente para luego dejarlos libres.
Si con esto quedó en entredicho Marcelo Ebrard, jefe de gobierno saliente, no había caso de empañar tan pronto el prestigio del sucesor Miguel Ángel Mancera, quien ganó el puesto con una votación sorprendente y fue muy bien recibido por los capitalinos.
Por el bien de éstos, que necesitan en quién creer, Mancera debe ordenar ahondar en el caso de los perros, a los que ya llaman “presos políticos” y empezaron también a soltar. Por su propio prestigio debe actuar para que la izquierda mexicana no nos endilgue otro mito, pues proclama dogmas a sus fechorías y todo el país debe aceptarlos.
Ahí está el 2 de octubre del 68, cuando un grupo de estudiantes, erigidos en líderes por quienes los manipularon para sabotear la celebración de la XIX Olimpíada, minar la estabilidad política y poner en serio peligro a México, so pretexto de atacar a un gobierno autoritario.
Nos impusieron su versión quienes fraguaron ese golpe de Estado, en que intervinieron gobiernos extranjeros y aspirantes a la Presidencia, que aun planearon que los propios muchachos iniciaran los disparos contra el jefe del comando militar en Tlatelolco, lo que desató la balacera con los saldos consabidos.
De ahí a motejar de asesino al presidente Díaz Ordaz hubo solo un paso.
Otro mito izquierdista es el EZLN, hoy resucitado en revancha porque Peña Nieto ganó la Presidencia al Peje y no se la regalaron como tampoco el 2006
Datos serios indican que el EZLN surgió apadrinado por el propio gobierno federal, con Manuel Camacho Solís y Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal las Casas, Chiapas, de autores inmediatos, precisamente quienes iniciaron las pláticas de pacificación casi enseguida.
En marzo anterior al 1 de diciembre de 1994, cuando el subcomandante Marcos irrumpió, el Ejército copó a sus guerrilleros, armados con carabinas guiloteras, en un poblado de Chiapas, pero recibió órdenes de dejarlos ir.
Luego se permitió al Sub realizar intensa difusión de sus proclamas, que lo hicieron famoso en muchos países y le atrajeron simpatías y dinero para la causa; pero se desinfló por coincidencia cuando el obispo Ruiz renunció a la diócesis, al cumplir 75 años, según ordena el Derecho Canónico.
La izquierda infló también el caso de Atenco y Amlo aprovechó para dejar marchar a los macheteros a mano alzada por el DF, contra toda ley, a ver si el gobierno de Vicente Fox los reprimía y convertía en mártires.
Se reclama con furia se respeten los derechos humanos de estos santones, aunque ellos sean los primeros en pisotear los de todos los mexicanos.
QMX/sfl