Cien días de prosperidad compartida
Con Peña Nieto México abrirá nueva página en su historia con la esperanza de mejorar su economía, disminuir la pobreza, más producción, empleo, exportaciones, dinero en el bolsillo, seguridad pública, mejor nivel de vida y convivencia social más armónica.
No se trata de alcanzar la felicidad, que en el leguaje normal es utopía, sino que los mexicanos nos realicemos mejor con esfuerzo y alegría, guiados por un líder que se atreva a luchar por cumplir sus promesa de campaña.
El presidente electo ya empezó a delinear las coordenadas de su gobierno con los proyectos de ley enviados al Congreso y otros que anuncia, ante la esperanza de muchos que anhelamos buenas conquistas, y el pesimismo de quienes ven todo negro por costumbre o por llevar la contra al que los venció
No se trata de ser agoreros de victorias fáciles, pero tampoco de desastres fatalistas, sólo porque el nuevo presidente me cae mal, no fue mi gallo o por las prédicas de quienes no quieren otear ningún destello de esperanza.
De sobra sabido que con Peña vuelve el PRI al poder, y se espera que con verdaderos bríos de enmendar planas anteriores para evitar los desastres sexenales que hundieron al país en el precipicio.
Con osadía juvenil y responsable se cree que Peña conformará un gabinete con políticos y personalidades a la altura de lo prometido a México, no más de lo mismo; por un rostro nuevo para los olvidados y aun menospreciados de siempre y para los que no desmayan en el empeño en favor del país.
Habrá que controlar a grupos de interés que sólo ven el propio; imposible eliminarlos, mas sí bajarles la guardia y moverlos al esfuerzo colectivo, que no regatean quienes sienten en verdad a México y no sólo lo utilizan en proclamas.
Meter también en cintura a tanto político logrero, que vomita promesas, mentiras o medias verdades para engatusar al prójimo, arrancarle el voto y encaramarse en el poder y disfrutarlo a sus anchas.
La semana próxima Peña Nieto dialogará con Barack Obama sobre asuntos bilaterales, regionales y globales, que incluyen auténtica colaboración para combatir a criminales que envenenan a la juventud, siembran inseguridad, y promover mejor trato a los indocumentados, piezas clave en la economía de ambos lados.
En lo regional Peña Nieto puede erigirse en interlocutor ante EU sobre temas vitales de Latinoamérica, tras el aval que muchos líderes de la misma le otorgaron al visitarlos y le refrendarán al asistir a su protesta presidencial
En Washington y Ottawa Peña puede erigirse en promotor de mejorar el TLC y dar nuevo impulso a la colaboración económica entre los tres países socios, frente una Unión Europea con problemas financieros y existenciales.
Mayor intercambio comercial dentro del TLC y más seguridad para nuestros indocumentados se traducirán en beneficios para nuestras economías y bienestar de la población.
Alienta la juventud y osadía de Peña, su diálogo con sectores disímbolos de nuestra pluralidad local, sin desconocer que pueden traicionarlo quienes sólo buscan revanchismo e intereses torcidos. Pero vale la pena el esfuerzo.
El 1 de diciembre los mexicanos esperamos que surja un nuevo y auténtico liderazgo nacional, al iniciar una nueva etapa política. Tenemos derecho a la esperanza.
QMX/sfl