México se la juega en 2025
Cual si se tratara de negocios jugosos, el IFE acaba de recibir 50 solicitudes para registrar 50 partidos políticos que, con los 7 existentes, se disputarían los cargos electorales y las prerrogativas económicas (subsidios).
Ex militantes del PRI, PAN, PRD y otros partidos extinguidos y un pastor evangélico figuran entre los solicitantes que desean revivir membretes como el partido del gallito, el Demócrata Mexicano y el Auténtico de la Revolución (PARM).
López Obrador quiere registrar su Morena ( según sus cálculos le daría 360 millones de subsidio, más sus buscas) Manuel Espino desea Concertación Mexicana y Rafael Aguilar Talamantes (aquel del PST y el PFCRN, al que le arrojaron 30 monedas en la Cámara de Diputados, en señal de algo) aspira a tener su Partido Socialista de México, entre muchos suspirantes.
Hijo de Jesús Guzmán Rubio (quen lideró el PARM y se alternaba una curul en San Lázaro con su esposa Arcelia Sánchez Vidaurri) Carlos Daniel Guzmán Pérez pretende su Partido Revolución Nueva Imagen.
El presidente de la Unión Nacional Sinarquista, Gerardo Escamilla Medina desea revivir el partido del gallito, el Demócrata Mexicano, que lanzó a Pablo Emilio Madero tras la Presidencia de la República en 1994 y perdió varias veces el registro, a medida que menguó la membresía de la UNS.
Casi hilarante es la pretensión de los ex diputados priístas Miguel Moreno Garavilla, Leopoldo Lara y Raúl Mastache Gómez de registrar Cruzada Democrática Nacional, Factor Fortaleza Ciudadana y Unificador de Estados Democráticos, y René Chico Méndez por Fuerza Autónoma Mexicana.
El pastor evangélico Hugo Eric Flores, dirigente de Encuentro Social, que en 2006 apoyó a Felipe Calderón y en 2007 a J. Guadalupe Osuna, también del PAN, para gobernar Baja California, quiere su partido. Y hasta Miguel Ángel Vielma, director de la Liga Mexicana de Futbol Femenil, pretende el suyo.
El COFIPE otorga a los partidos el monopolio del acceso al poder y permite se conviertan en negocios de sus creadores, con subsidios millonarios y estatus de agencia de colocaciones de diputado, senadores, regidores y alcaldes, que les reditúan cuotas mensuales.
Esas 50 solicitudes harán trabajar horas extra al IFE, que supervisará 20 asambleas estatales o 200 distritales de cada partido, para verificar que cumplan las normas y no se pasen militantes unos a otros, y revisará luego los expedientes completos, de los que por fortuna saldrán unos cuantos nuevos partidos, quizá no más de tres.
Es absurdo que al registrar un partido se exija tengan una membresía del 0.26 por ciento del padrón electoral para aumentar la pesada burocracia electoral y tener derecho a postular candidatos a diputados federales en 2015, y aunque no cubran los 300 distritos tendrán derecho a diputados plurinominales y a recibir las prerrogativas económicas, o subsidio.
Si se admitieran las candidaturas ciudadanas bajaría la prepotencia política de los partidos, y si se elevara el porcentaje para que conserven el registro, iría disminuyendo su número y la sangría del erario, pues nos resultan muy caros a los mexicanos.
Lo malo es que a los partidos grandes les conviene tener satélites, como lo son el PVEM del PRI, el PT y Movimiento Ciudadano del Peje, y el PANAL, que se alía según le convenga, como ahora anuncia irá con el PRI en BC.
Si con 7 partidos nos va como nos va, ¿que sería si alcanzaran registro los 50 solicitantes?
Evitemos mejor que nuestra democracia sea excluyente y muy cara.
QMX/sfl