El INE y la complicidad
Fidel Velázquez fue el máximo líder obrero del país durante 9 sexenio, varios presidentes –Echeverría en especial- quisieron deponerlo, pero él los trascendió, sepultó a algunos y salió de la CTM con los pies por delante (muerto) como se había vaticinado.
Con su influencia política hizo gobernadores a muchos de sus líderes, como Alfonso Calderón (Sinaloa), Rafael Camacho Guzmán y Enrique Burgos (Querétaro), Emilio M. González (Nayarit), Abelardo Carrillo Zavala (Campeche) Arturo Romo (Zacatecas), a cientos diputados federales y senadores y a miles diputados locales, alcaldes y regidores.
Sembró la geografía política nacional con sus allegados.
Fue famosa su frase de el que se mueve no sale en la foto, pero más eficaz su estrategia para mantenerse en el poder y ejércelo en favor de su gremio.
Arremetía con declaraciones tronantes cuando sentía que atacaban a su sector o disentía de alguna disposición o proyecto de ley del gobierno; para después quedarse callado o dar marcha atrás, pero sin desdecirse nunca.
Fue proverbial su táctica de declarar con media o ininteligibles palabras, pues así podía darse el lujo de argüir que lo habían malinterpretado.
Actitudes frontales contra el gobierno, nunca.
Bajo ese prisma podríamos ver la postura asumida ahora por la lideresa del magisterio ante la Reforma Educativa del presidente Peña Nieto, cuya aprobación avanza en el Congreso.
Si ya le dieron palo al frenar que las plazas de docentes sean hereditarias y se trafique con ellas, Elba Esther rechaza se evalúe a los maestros porque muchísimos podrían ser despedidos por no dar la medida o frenárseles ascensos; lo que le molesta sobre todo por cientos de miles de sus incondicionales.
“El SNTE no permitirá atropellos a los profesores”, clamó, tronante, y recurrió al petate del muerto pejista de rechazar “la privatización de la educación, ni simulada ni abierta”, cuando nadie hablaba de ésta.
Es más convocó a los maestros a una resistencia pacífica y a promover 70 mil amparos contra dicha reforma.
“Asumo la responsabilidad de decir que no”, expresó, y que en todo caso se le responsabilice si incurre en algún delito con su actitud.
Como que se le pasó la mano; por estar acostumbrada a doblar a los gobiernos de Fox y Calderón, porque los ayudó con millones de votos para ganar el poder; lo que no sucedió con Peña Nieto, quien se deslindó de ella antes de su campaña electoral.
Así las cosas, es difícil que Elba Esther se brinque las trancas, porque no es suicida, y tampoco se trata de ver de qué cuero salen más correas, si de ella o del gobierno, pues ni duda cabe quién tiene el pandero en la mano.
¿O estarán jugando con valores entendidos?
QMX/sfl