Abanico
Como en todo, en lo que respecta a la vida escolar siempre habrá maestros para recordar: Unos por extraordinarios y otros por moverse en la mediocridad. Nunca las medias tintas aplican para algo.
En cierto momento de mi carrera de estudiante me pregunté porque me cruzaba con maestros que siempre recordaré como parte toral de mi existencia, unos por sus grandes enseñanzas y su valía y otros que por sus faltas se convirtieron también en los grandes maestros de mi vida.
Sin embargo, maestros en los extremos hay pocos. Los más son comunes, los que cumplen y no fallan pero que tampoco dejan huella.
La situación anterior tiene una causa y no es de temperamento, sino de circunstancia.
No todos los que ingresan al magisterio lo hacen por vocación. Un gran porcentaje llega ahí por no tener acceso a una carrera universitaria o por tener que dejar trunca esta misma. Y aún hay los que tras terminar una instrucción profesional por necesidad y falta de oportunidades en otras áreas laborales terminan impartiendo clases en el aula.
De entre quienes optan por el magisterio y no por otra área del conocimiento, un alto porcentaje tiene graves problemas con el lenguaje y por ende con la ortografía, a lo que habría que agregar de forma relevante la frustración por desempeñarse en una labor por circunstancia y no por opción.
Los maestros de nuestro país han sido de los grupos más atacados por la misma sociedad que los ha creado, como si las fallas de los programas educativos y del sistema político y social fueran cuestión de genética profesional.
Hoy como cada 15 de mayo, refrendo mi agradecimiento a los excelentes y pésimos maestros que marcaron mi vida. Entiendo el contexto y pese a eso, me dieron la oportunidad de entender que lo que logre va por mí y por mis más cercanos.
Acta Divina… A inicios del mes de abril, el presidente Enrique Peña Nieto advirtió que lo aprobado para mejorar la calidad de la educación no tiene marcha atrás, pese a las protestas magisteriales que hasta ahora no paran.
Para advertir… El imponente volcán Popocatépetl ha puesto en jaque las versiones de las autoridades encargadas de la prevención de desastres naturales.
QMX/cr