Abanico
No me opongo de ninguna manera a que los empresarios de este país y de cualquier otro, obtengan por su trabajo e inversiones, grandes ganancias. Es más, les felicito.
Sin embargo, en un país tan golpeado como el nuestro en el que la riqueza genera más riqueza y la pobreza se comporta en la misma relación directa, hay cuestiones que tienen que ver con el Estado y esas proporciones que si bien pueden ser legales, no dejan de ser inmorales y lacerantes.
El que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) haya condonado al Grupo Televisa un crédito fiscal de más de 3 mil 300 millones de pesos por acogerse a un programa de regularización ofrecido a todos los contribuyentes por el órgano recaudador, no deja de ser indignante.
El hecho de que el SAT justifique el no recaudar tan exorbitante cantidad de dinero que en el mejor de los casos pudieron haber sido destinados en beneficios y generadores de riqueza de cualquier mexicano, debido a que Televisa cumplió con el ofrecimiento legal, no implica ningún acto de justicia a la contribución de impuestos.
Para empezar, los grandes contribuyentes entre los que se encuentra el consorcio Televisa, no tiene el mismo acceso de información ni de trato por las autoridades del SAT.
Las empresas de las que en teoría el fisco debe recaudar más, tienen siempre información privilegiada en razón de prontitud y esquemas, además de trato del mismo tenor, dado que los asuntos relativos al pago de sus impuestos los asiste siempre un equipo jurídico litigante a quien no atienden en ventanillas o escritorios, sino en las oficinas del mismo SAT.
En cambio, el contribuyente “raso” tiene en su caso del SAT un trato diferencial. Para empezar no siempre puede pagar ni siquiera a un solo contador y como en otras áreas, habrá que confiar que el profesional que controla las finanzas personales no sea un “chambón”.
Pero además, en caso de que se deba realizar alguno de los interminables trámites en alguna oficina del mismo SAT, es casi imposible que se permita pasar con el mismo contador que a uno lo auxilia.
Así, ya dentro de esas oficinas ahora de acceso controlado –aunque públicas–, el contribuyente menor se convierte en un número al que si bien se le intenta tratar con amabilidad, no se convierte en otra cosa sino en alguien que se siente despojado de su identidad y al que nunca se le explica qué y cómo se maneja esa información. Y si se diera el caso de que el interesado no supiera que trámite va a realizar, se le invita a renovar su cita y sale uno de ahí pensando en cómo explicar lo que nunca entendió.
Así, aunque el SAT advierta de la legalidad de la condonación al Grupo Televisa de miles de millones de pesos, el hecho es que el órgano recaudador de la Federación no da el mismo trato a todos sus contribuyentes.
Acta Divina…El SAT condonó a Grupo Televisa un crédito fiscal de más de 3 mil 300 millones de pesos, tras haber pagado la empresa el 10% de dicho monto y desistir de un juicio de nulidad contra el fisco iniciado en 2011.
Para advertir… ¿Tiene Televisa cara para señalar y nulificar a los que se enriquecen inmoral pero legalmente?
QMX/cr