ACTA PÚBLICA: Ser y no ser

12 de julio de 2012
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Claudia Rodríguez

Sin embargo, es muy triste observar cómo es que se derrumban –a veces hasta lo impensable–,  muchos quienes estuvieron en el poder y dispusieron no sólo de vidas, sino también de los dineros de quienes gobernaron.

Viene a mi mente aquélla escena patética en la que Carlos Salinas de Gortari se declaró en huelga de hambre en la ciudad de Monterrey para exigir con esto, la aclaración de que no interfirió en las investigaciones del magnicidio  de Luis Donaldo Colosio  y que además, no se le señalara como responsable de la terrible crisis económica que azotaba al país, sobre todo tras la devaluación del peso anunciada el 20 de diciembre del mismo año que Salinas dejó el poder.  En tanto, su hermano Raúl había sido apresado y acusado de tráfico de influencias, corrupción y de ser autor intelectual o el inductor del asesinato de Francisco Ruiz Massieu, secretario general del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

A Salinas se le veía en marzo de 1995, en un escenario que a muchos no nos checaba tratándose del poderosísimo priísta: Una cama sin cabecera, una colcha más que austera, una mesa de noche con dos fotografías enmarcadas en donde el aparecía recibiendo reconocimientos presidenciales, una bandera de México y unas botellas de agua; todo esto contenido en un cuarto con un piso apenas resanado, dos lienzos arrugados que parchaban las ventanas y en la pared que ocuparía la cabecera, un contacto de electricidad en lo alto.  Carlos Salinas se veía aún joven, pero muy delgado.

De verdad, pocos tomamos con seriedad a Salinas y la verdad a lo que nos movió aunque no quisiéramos, fue a la lástima.  A lo mucho, lo único que logró Salinas fue un ayuno intermitente pues a sólo 24 horas de iniciar este “chantaje  mediático”, muy lastimoso, la Procuraduría General de la República (PGR), emitió un comunicado para informar que no contaba con elementos que permitieran establecer la existencia de conducta alguna atribuible al “Licenciado Carlos Salinas de Gortari”, encaminada a entorpecer o desviar las investigaciones sobre el homicidio de Luis Donaldo Colosio.

La réplica de la oficina presidencial que tiene Vicente Fox en su rancho de San Cristóbal en Guanajuato, es otra muestra de cómo a los políticos les pesa dejar de ser y pierden la cordura.

Hoy mismo toca el turno a Gustavo Madero, aún dirigente panista que se aferra a su hueso, sobre todo, ahora que hasta se habla de una necesaria refundación de su partido,  mismo que estará en el poder hasta el primero de diciembre.

Ser y no ser, ese es el dilema de muchos hombres del poder.

 

Acta Divina… El dirigente nacional panista, Gustavo Madero, afirma que es pernicioso dejar en este momento un vacío en la dirigencia y provocar con esto una lucha intestina por los espacios al interior del Partido Acción Nacional.

 

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QMex/cr

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