Quadratín, referente de periodismo crítico, plural y veraz en Chihuahua
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de septiembre de 2017.- El integrante de los Topos México, Roberto Hernández decidió retirarse con otros integrantes de su equipo, del edificio colapsado de Álvaro Obregón 286 y lo hizo muy molesto, al considerar que la administración del desastre está muy mal llevada.
Entrevistado por Quadratín, consideró que el ambiente de crispación que comienza a vivirse a los alrededores por parte de los familiares se debe a que se avanza poco, para rescatar a las personas atrapadas en la construcción que se vino abajo ante la sacudida sísmica del 19 de septiembre.
«Así está el ambiente porque no hacen nada, la gente está parada, yo no lo invento, porque la administración del desastre está muy mal llevada a cabo», afirmó.
Incluso el legendario grupo de rescate al que pertenece padeció la organización, aseguró.
«Nos suben y nos bajan, nos suben y nos bajan», razón que los orilló a marcharse.
Cuestionado sobre si es un asunto relacionado con el control de la Marina en la zona, su respuesta fue que no.
«No, ojalá estuvieran la Marina, el ejército, los granaderos. Están los israelitas, los gringos, ellos qué saben de cómo estamos, de cómo está construido, es un error que no dejen a toda esta gente aprovecharla», mencionó aludiendo a los cientos de voluntarios que esperan ayudar en las labores de remoción de escombros.
Reconoció que hay preocupación por las personas que aún siguen dentro y porque el avance del tiempo es un factor en contra para hallarlas con vida, y criticó la forma de trabajo.
«Si porque no se trabaja rápido, todo el día no han bajado una sola loza, nosotros lo hicimos hace 32 años (en 1985) y no sabíamos cómo se hacía, destrabábamos y lo bajábamos por puro sentido común, aquí no, hay una escuela gringa, ‘cuidado no te vayas a resbalar, te va a dar el sol hazte para atrás’, uta no puede ser», lamentó.
-¿Eso puede ser mortal?
-Evidentemente.
-¿Considera que aún hay posibilidad de encontrarlos con vida?
-Deseo, es un deseo, una esperanza.
El Topo también se quejó del trato de los policías que vigilan los acordonamientos, ya que no los dejaron estacionarse y cuando al salir llevaba su equipo no le retiraron una valla, por lo que se molestó, la pateó y el policía que vigilaba se lo reclamó y casi acaban a golpes.