
¡Otro plan nacional de desarrollo inservible!
Dos Mexicanos Que Modernizaron México
J. Álvarez Ordoñez y O. Vázquez Raña
Líder de Nacimiento, Constructor Urbanista
Comenzó desde Abajo y Llegó a Gran Empresario
Jorge Herrera Valenzuela
México está en deuda con otro de sus hijos, el Niño Prodigio Enrique Bátiz Campbell, fundador y 46 años director de la Orquesta Sinfónica del Estado de México, un Hombre Muy Querido, pero También Muy Odiado, escribió mi amiga y colega Gilda Montaño Humphrey. El Polémico Maestro Murió el pasado 30 de marzo. Defeño de nacimiento y Mexiquense de Corazón.
Tuve la oportunidad de conocer y tratar a dos mexicanos que, al irse de este mundo, dejaron huellas imborrables.
En ambos casos la grandeza les fue reconocida cuando se desempeñaban en sus respectivos campos. Vi en ellos una coincidencia, carismáticos, sencillos y disfrutaban servir a sus semejantes.
Comentar en esos términos, en estos tiempos, no es simplemente por un recuerdo, es que estamos en una encrucijada social. Se han perdido los valores. Necesitamos desde el ámbito familiar, hasta la alta esfera gubernamental, trabajar unidos y sin condicionamientos.
Creímos en el cambio, nos esperanzamos, tuvimos el deseo de superar los problemas nacionales y mejorar las relaciones internacionales, al iniciar el Siglo XXI con la llamada “alternancia en el poder”. Simplemente, todo, quedó en un sueño, en una utopía.
México en los primeros 25 años del Siglo XXI no se estancó, ha retrocedido a etapas que estaban archivadas.
Caímos en el engaño.
Cuatro sexenios presidenciales caracterizados por la frivolidad, la improvisación, la corrupción y la anulación de la democracia, precedieron al de la Primera Presidenta de México, sujeta a imposiciones y disposiciones de su antecesor, a quien no le importó violar la Constitución y las Leyes que de ella emanan.
Sin embargo, hay mexicanas y mexicanos que con hechos demuestran su amor por el suelo nacional, por la próspera Patria que conocieron en su juventud, que se prepararon para el mejor desarrollo en las actividades elegidas.
También las nuevas generaciones se alistan para un México mejor. La participación de los millones de jóvenes, mujeres y hombres, definitivamente debe marcar rumbos de ascenso.
Eso me motivó el comentario periodístico, relacionado con la vida pública del arquitecto Joaquín Álvarez Ordoñez y del empresario Olegario Vázquez Raña.
Dos mexicanos que modernizaron a su País. Incansables aprovecharon la capacidad de muchas y muchos para culminar exitosamente proyectos. Fallecieron el 15 y el 28 del recién pasado marzo, respectivamente.
JOVEN AMBICIOSO DE TRIUNFO
Amiguero, jovial, con iniciativa para organizar actividades, Joaquín Álvarez Ordoñez, sobresalió entre sus compañeros desde los días de alumno en el Franco Español, después en el CUM (Centro Universitario México) y más todavía en la Escuela Nacional de Arquitectura, donde recibió menciones honorificas por sus trabajos prácticos y tesis profesional.
El carismático estudiante, capitalino de nacimiento en 1932, presidió la Generación 1951 de Arquitectos; dirigió la Federación Estudiantil Universitaria, la FEU, en 1953. No descuido el inicio de la profesión que habría de encumbrarlo tanto en el sector público como en la iniciativa privada.
No llegué a verlo, pero estoy seguro de que no se perdió ninguno de los desfiles de la “novatada” que hacían los alumnos de Arquitectura, por las céntricas calles del añorado Distrito Federal.
Activo e inquieto arquitecto, rodeado de un excelente equipo, que se programó para actuar en la política. Militante del PRI, en dos ocasiones diputado federal. Fue mencionado como posible titular de la SCOP, Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas.
En esa dependencia el titular, el arquitecto Carlos Lazo, consideraba su brazo derecho al joven con experiencia en la urbanística. Lazo falleció en un accidente aéreo, al desplomarse la nave en las proximidades de la terminal aérea en la Capital Mexicana.
Ambos estuvieron en los inicios de la construcción de los edificios y torres de la Ciudad Universitaria.
CAMPECHE, SU PUNTO DE PARTIDA
El haber nacido en la calle de Corregidora, en el Barrio de La Merced, fue punto de identificación de Joaquín con Jacobo Zabludovsky.
El joven arquitecto comenzaría una carrera política, paralela a la de servidor público y recibiría nombramientos en los sexenios de los presidentes Ruiz Cortines, López Mateos, Echeverría Álvarez y subsecuentes.
Las puertas se le abrieron al pasante de Arquitectura cuando estableció relaciones con el arquitecto Carlos Lazo, quien le consigue una beca al tiempo que trabaja en el Departamento de Planificación de Tránsito y Policía Federal, en la SCOP.
El 7 de diciembre de 1955 presentó su examen profesional. El jurado le otorgó Mención Honorífica por su tesis Plan Piloto de Servicios Arquitectónicos del autotransporte México-Acapulco-Zihuatanejo.
Junto con su hermano, el ingeniero Fernando, realizaron trabajos durante cinco años. Compartió obras con el ingeniero Heberto Castillo y otros profesionistas del ramo.
Entre los proyectos ejecutados se cuentan el restaurant Los Manantiales, en Nativitas, Xochimilco; el Hotel de México y el Polyforum Siqueiros, hoy WTC. La máxima vía de circulación, en esa época, el Circuito Interior. Ahí lo visité muchas veces, como reportero, porque trabajaba día y noche.
Bueno, después el subsecretario de Patrimonio Nacional, el arquitecto Guillermo Rosell de la Lama lo envía realizar el Plan Regulador de Campeche, solicitado por el gobernador José Ortiz Ávila. Junto con su equipo se quedó cuatro años, responsabilizado de obras urbanísticas que fueron inauguradas entre 1960 y 1964.
Para esos años, mi amistad con el arquitecto, iniciada en 1954 en la FEU, estaba consolidada. Joaquín era un político-político, de los que quedan muy contados, como Jorge de la Vega Domínguez y Augusto Gómez Villanueva, con quienes también he compartido relaciones fraternales desde los años universitarios.
Entre las muchas obras como titular de la Comisión Constructora e Ingeniería Sanitaria, dependiente de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia, están los hospitales de Psiquiatría, le tocó cerrar las puertas del Manicomio General de La Castañeda y el desmantelamiento del mismo.
Joaquín recibió reconocimientos por su fructífera organización dela Federación de Colegios de Arquitectos de México, de la Academia Mexicana de Arquitectos y fundó el Foro Nacional de Legisladores. Las últimas dos veces que nos abrazamos fue en un homenaje a Gómez Villanueva y en una reunión con quienes fueron colaboradores del presidente Luis Echeverría.
CORDIAL, SENCILLO Y AMABLE
Desde la noche en que lo conocí, terminado una sesión académica en la Universidad de Zacatecas, el hombre me causó una gratísima impresión por su sencillez, su trato cordial, amable y carismático.
Luego de saludarnos, por primera vez y sin mayor presentación, ya éramos “viejos amigos”.
Parecía que nos conocíamos antes de estar en esa aula universitaria, invitados por el jurista Jorge Lara Martínez, magistrado agrario y organizador del evento.
Ahora escribo lo que nunca he dejado de manifestar en torno al humanista empresario, perteneciente a una dinastía de inmigrantes españoles que encabezaron don Venancio Vázquez Álvarez y doña María Raña Antas, originarios de una provincia gallega, que vivieron corta temporada en Venezuela y decidieron radicar en México.
Me contaba el abogado y político guerrerense Darío Arrieta Leyva (qepd) que le correspondió, profesionalmente, recibir al matrimonio Vázquez Raña que llegó a la Ciudad de México, al todavía entonces Distrito Federal. Se encargó de los trámites migratorios para legalizar la estancia de la familia.
El matrimonio se estableció en la Colonia Guerrero. Don Venancio de inmediato entró a la labor de comerciante y comenzó con venta directa, después puso su primera mueblería.
Los pequeños ayudaban en el establecimiento. El clan infantil lo formaban Abel, Aurelio, Sara, Apolinar, Mario y Olegario. Los que serían ampliamente conocidos como “Los Hermanos Vázquez”.
¿CÓMO OISTE A MI HIJO?
Mi tocayo Lara Martínez organizó el evento, donde el joven Olegario Vázquez Aldir y un servidor participamos como conferencistas. Mi tema fue sobre asuntos agrarios, pues era magistrado unitario de los Tribunales Agrarios. No recuerdo el tema que desarrolló Olegario.
Minutos después, me preparaba con mi esposa para salir del recinto, Olegario me tomó del brazo y me lanzó una pregunta: “Dime, dime la verdad, ¿qué opinas de la participación de mi hijo?”.
–Interesante su exposición (hoy no recuerdo el tema, insisto). Buena presencia. Bien la lectura. Lo bien tranquilo y seguro de lo que leía.
Tenía la impresión de que estaba hablando con un “viejo” amigo. Olegario lo hacía con sencillez. Notaba preocupación de su parte y le pregunté: ¿Por qué deseas saber cómo había estaba tu hijo?
–Voy a dedicarme a él, porque deseo que esté al frente de mis empresas y de mi banco. Tiene que estar bien preparado. Debe saber cómo se hacen las cosas y así saber mandar.
Seguía la plática. Olegario desde los 9 años de edad empezó a trabajar al lado de su papá. Empezó desde abajo y así quería que fuera con su hijo. No dudo que lo logró y con creces.
“SE VAN CON NOSOTROS”
Al día siguiente, Lilia y yo salimos a desayunar. Había invitación para encontrarnos a comer en su casa campirana.
Saludos y continuamos la plática sobre diversos tópicos. Sabía yo que Olegario era no solamente un esforzado empresario, sino un deportista participante en cuatro Olimpiadas.
Amante del deporte de tiro con rifle. Obtuvo medallas olímpicas y también en Juegos Panamericanos y del Caribe.
Organizador, fundador y activo en los organismos de su especialidad. Tuvo reconocimientos internacionales. Acompañado de su esposa, doña María de los Ángeles, visitó a Juan Pablo II, a la Reina Isabel II, al monarca español Juan Carlos I, al actual rey Felipe VI, al ya finado Fidel Castro, a Gabriel García Márquez.
Terminábamos los postres. Hubo brindis de agradecimiento. Le comenté a mi momentáneo amigo que, junto con mi esposa, nos retirábamos para ir al aeropuerto en la capital zacatecana.
Olegario volteó hacia su esposa y le dijo:
–Ángeles, ¿se pueden ir con nosotros en el avión?
La respuesta fue un sí, una sonrisa y un movimiento de cabeza, afirmativo.
Placentero el retorno a casita. Grato recuerdo.
Compartimos unas horas con un matrimonio encumbrado, una pareja sencilla, sociable e inédita, la que formaron Don Olegario y Doña María de los Ángeles y disfrutaron durante 60 años.
Los Hospitales Ángeles, encabezados por el del Pedregal, llevan ese nombre en honor de la señora María de los Ángeles. Empresario, atleta olímpico, filántropo, Olegario deja una larga lista de negocios que incluyen los Hoteles Camino Real.
Desde aquí un abrazo para Olegario Vázquez Aldir, quien el próximo día 28 de este abril cumplirá 53 años. Está casado con la señora Marcela Garza.
Un abrazo solidario para el licenciado Carlos Padilla Becerra, muy amigo de la Familia Vázquez Raña.