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Sucesos Que Conmovieron al Mundo
Un Incendio Acabó con el Templo de Artemisa
Nerón Cantaba Mientras Roma se Incendiaba
Tres Siglos de La “Santa Inquisición” en México
Jorge Herrera Valenzuela
Al leer las efemérides que nos envía Toño Chávez, desde el Sur de Monterrey, diariamente, se despierta el espíritu reporteril y la motivación para adentrarse en el conocimiento de los sucesos y de los personajes que intervienen.
En ocasiones, como este 21 de julio, me inquietó saber más de tres acontecimientos no solo de la historia, sino de la prehistoria, de los cuales que hemos oído en la escuela, en las pláticas familiares o bien en las charlas con los amigos.
Hay en las páginas de la Historia Universal citas y referencias que amplían lo que en la Secundaria o en la Preparatoria, nos relataron los profesores. Si las narraciones históricas las hacen con agilidad, sin cansar la mente con datos, fechas y nombres, surge el interés de ahondar en detalles.
En breve síntesis enumeró, cronológicamente, tres temas.
Una de las Antiguas Siete Maravillas del Mundo, el Templo de Artemisa, desapareció en el año 356 antes de Cristo, al ser incendiado intencionalmente.
Durante el Verano del año 64 de Nuestra Era, una gran parte de la Ciudad de Roma fue arrasada por el fuego mientras el Emperador Nerón se deleitaba tocando su lira y cantando, parado frente a un balcón.
La llamada Santa Inquisición o Santo Oficio, fundado en 1542, por Cédula Real de Felipe II, quedó instalado, en la Nueva España, en 1571. Los antecedentes de la actuación de los inquisidores comienzan con la llegada de los frailes franciscanos, en el Siglo XVI.
Curiosamente esos tres sucesos están registrados en un día 21 de julio, por esa coincidencia me avoqué a buscar más información y formular mis comentarios periodísticos.
Recuerdo que Las Antiguas Siete Maravillas fueron: La Pirámide de Guiza, en Egipto; Los Jardines Colgantes de Babilonia; La Estatua de Zeus, en Olimpia; El Templo de Artemisa, en Éfeso; El Mausoleo de Halicarnaso, en Turquía; El Faro de Alejandría y El Coloso de Rodas.
El incendio del Templo de Artemisa, coincide con el nacimiento de Alejandro Magno, también conocido como Alejandro III, Alejandro El Grande, Rey de Macedonia, Hegemon de Grecia y Faraón de Egipto. Vivió 32 años. Los historiadores de esa época aseguraron que Alejandro no fue rey ni de los Medos ni de los Persas, como algunos asientan.
(Hegemon es un término referente a un líder en orden internacional).
UN JÓNICO EL INCENDIARIO
La construcción del Templo de Artemisa se realizó al paso de 120 años, fue ordenada por Creso, último rey de Lidia y comenzó en el año 550 antes de Cristo. Eligieron Éfeso, por ser el lugar de nacimiento de una de las doce diosas de la mitología griega.
Artemisa, hija de Zeus y de Leto, hermana gemela de Apolo. Se le rindió culto más por la fertilidad que por la virginidad, apuntaron los cronistas; protectora de las jóvenes. Indomable diosa, daba y quitaba vidas. Para los griegos era la diosa de la castidad, de la caza, de los animales salvajes y de los bosques.
Era muy bella y originalmente en el templo se incluyó, en su interior, una estatua de Artemisa, de dos metros de altura.
La noche del 21 de julio del año 356, A.C., un hombre nacido en Jonia, población griega, decidió prenderle fuego al templo.
¿Motivo?
El señor Eróstrato o Heróstrato consideró que con ese acto sería famoso por siempre. Fue condenado a la pena de muerte. Se ordenó borrar el nombre de ese individuo y no pronunciarlo ni escribirlo, pero el cronista Estrabon lo citó “como un dato para la historia”.
El pirómano, de acuerdo con los historiadores, “deseaba ser famoso”. Jonia era una ciudad entre Lidia, en Asia Menor. Lidia, población a 50 kilómetros al sur, de las hoy provincias turcas Esmirna y Manisa.
Alejandro Magno pretendió reconstruir el templo, pero no lo permitieron los efesios y en el año 207 después de Cristo, fue la primera vez que se levantó la construcción. Una turba cristiana, encabezada por San Juan Crisóstomo, derribó el templo en el año 401, antes de eso, también sufrió daños en la invasión de los godos.
Esta Antigua Maravilla del Mundo, en su interior contaba con 127 columnas de mármol, cada una de 20 metros de altura. Para su decoración se utilizaron esculturas y obras de arte. Hoy en día sigue como atracción turística, pues, a pesar de los atentados, quedaron vestigios arquitectónicos.
“YO NO FUI”, NERÓN
El 21 de julio del año 64 de la Era Cristiana, más de una tercera parte de los 14 distritos de Roma seguían en llamas y el emperador Nerón gozaba la vida, tocaba su lira o cítara, cantaba, parado frente a uno de los balcones del palacio, vestido de gala, como lo describen los historiadores.
Los romanos disfrutaban sus días de Verano, sin presentir lo que iba a ocurrir en la noche del día 18 a la madrugada del día siguiente y cinco días más.
En cinco días quedaron arrasados los hogares de las familias, no se refirió el número de víctimas y se citó la desaparición del Templo de Júpiter Óptimo Máximo, ubicado en la Colina Capitolina, donde también veneraban a Juno y Minerva, por lo que al sitio se le conoció como La Triada.
Antes de la desaparición definitiva del templo, por el incendio neroniano, sufrió varios hechos similares y se procedía a la reconstrucción. Finalmente quedan, como atractivo turístico, ruinas localizadas en el Palazzo dei Conservatori y el Nuevo Museo Capitolino.
Nerón culpó a los cristianos de haber prendido el fuego, en venganza porque, por orden de él, muchos fueron sacrificados. Al poco tiempo el pirómano emperador ordenó la construcción de ostentoso palacio, Domus Aurea, la Casa de Oro.
Se narra históricamente que Nerón dispuso reconstruir los cuatro distritos dañados, donde se perdieron 170 “domus privadas”, casas habitación. A las familias se les alimentó, temporalmente.
En una obra de Tácito atribuye a Nerón el haber procedido violentamente contra los cristianos, a quienes ordenó fuesen crucificados y llevados, vivos, a la hoguera; aplicaba torturas inhumanas. Tiempo atrás el emperador Claudio expulsó a los judeoconversos que radicaban en Roma.
LA INQUISICÓN EN MÉXICO
El llamado Santo Oficio fue instituido el 21 julio de 1542 y hasta noviembre de 1571 quedó instalado en la Nueva España.
Sin embargo, en 1478 la reina Isabel I de Castilla y Fernando II crearon la Inquisición Española, antecedente de la Inquisición Episcopal; después surgiría la Inquisición Pontificia, antecedida por la Inquisición Episcopal.
La abolición, en la Nueva España, se dio, por decreto y cédula real, el 10 de junio de 1820.
El edificio, hoy ubicado en la esquina de las calles República de Brasil y República de Venezuela, Centro Histórico, desde 1833 albergó el Establecimiento de Ciencias Médicas fundado por Valentín Gómez Farías. En 1854 se transformó en Escuela Nacional de Medicina, el siglo pasado elevada a Facultad, en la UNAM. Cien años después la Facultad se integró a la Ciudad Universitaria y el edificio, actualmente, es el Museo de Medicina Mexicana.
Durante más de tres siglos, la llamada “Santa Inquisición” procesó y condenó a más de 1500 personas acusadas de herejía, de brujería, de bigamia, de conspiración. Las sometían a un proceso inquisitorial, torturaban y encerraban en antihigiénicas celdas, mazmorras, para después quemarlos vivos en terrenos que hoy están frente a la Iglesia de San Hipólito, por rumbo de la Alameda Central, Ciudad de México.
De tres personajes, independentistas, se tienen algunos datos. Solo Fray Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra, salvó su vida después de estar preso y procesado, durante tres años. Acusado de apóstata de su religión, conspirador, traidor al rey y a la Patria. En1820 se anuló su causa y quedó liberado junto con otros reos, al consumarse la abolición mencionada.
En 1659 el aventurero irlandés Guy de Lampart o Guillén de Lampart quedó sujeto a la Inquisición por intentar independizar, de España, a los indios naturales, negros y mestizos de la Nueva España. Ocho años en el cautiverio, logró fugarse y fue reaprendido para ser enviado a la hoguera por conspirador.
La historia de este personaje está contenida, detalladamente, en siete tomos escritos por el ingeniero Raúl Salinas de Gortari. El gobierno mexicano mantiene en el interior de la planta baja de la Columna de la Independencia, casi en la entrada, una estatua de Guy de Lampart, como reconocimiento a su acción libertaria.
El tercer personaje víctima de los inquisidores fue el cura José María Morelos y Pavón, a quien torturaron en grado máximo, le quitaron la piel de las palmas de sus manos, permaneció inhumanamente encerrado en una mazmorra.
Condenado a ser fusilado, “en un lugar muy lejano de aquí”, fue llevado al exterior del Templo de San Cristóbal, Ecatepec, hoy Estado de México. La orden fue del virrey Félix María Calleja.
Sus verdugos hicieron que se hincara, le vendaron los ojos, lo pusieron de espaldas e hicieron las descargas de sus rifles, desplomándose el Cura de Carácuaro, Michoacán, y continuador del Movimiento de Independencia tras de ser fusilado Miguel Hidalgo y Costilla, en Chihuahua.
Hay muchas publicaciones que refieren lo que fueron los inquisidores, empezando por Fray Juan de Zumárraga. La cifra de los “ajusticiados” es de miles de personas, aunque solo se hace referencia a 1500 procesadas. La liberación de los últimos procesados, al abolirse la inquisición, fue escalofriante.