Niños devorados por la violencia
Noviembre, mes revolucionario y noticioso
Jorge Herrera Valenzuela
Estamos a 52 días de que termine este tormentoso 2024, histórico porque, en el Bicentenario de la República, fue electa la Primera Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, que aún no presenta un programa propio y novedoso para gobernar.
Hasta ahora no solo respalda sino ejecuta las polémicas reformas constitucionales para someter a jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial. Anulando, además, el sistema democrático y de garantías individuales aprobado por el Constituyente de 1917.
Noviembre, en el calendario romano, era el noveno mes; en el gregoriano que nos rige pasó a ser el penúltimo del año, con duración de 30 días.
Los dos primeros son los tradicionales Días de Santos y Fieles Difuntos. Oficialmente, el 20 se recuerda como iniciación de la Revolución Mexicana y cierra el 30, festejando a quienes nacieron ese día, dedicado a San Andrés Apóstol.
Andrés fue hermano mayor de Simón Pedro y su nombre, de origen griego, significa “valeroso”. En el Nuevo Testamento aparece que fue el primer Apóstol de Jesús. También se festeja, en esa fecha, a las bautizadas con el nombre de Andrea.
INEXPLICABLES CLAUSURAS
La noche del sábado 2, hace ocho días, disputaban un partido los equipos Cruz Azul y Santos, del fútbol profesional, en el Estadio Azul, en cuyas puertas, al quedar vacío, los empleados colocaron sellos de “Clausurado”.
En la Plaza México, escenario original de las corridas de toros, ocurrió la acción en la puerta principal, la 1, pegaron tiras de papel, con la palabra: “Clausurado”. Se realizaba un concierto musical.
El PANista Luis Alberto Mendoza Acevedo, Alcalde en Benito Juárez, aseguró que en los días que hay eventos en los dos legendarios escenarios, “opera la delincuencia organizada” y ésta la configuran “al menos 300 “viene viene” que cobran cuotas de los 100 a los 200 pesos”.
Sin presentar pruebas, el alcalde afirmó que los vecinos de ese rumbo, del Eje 5 Sur a Holbein, así como de Patriotismo a Insurgentes Sur, Colonia Nochebuena, se quejan de los “franeleros” porque invaden hasta las entradas de las casas.
Mendoza Acevedo “advirtió que hay cuidadores que están armados y que han agredido a policías y vecinos”, según leí en la primera plana del diario Reforma. ¿Hay denuncias concretas de esas agresiones? ¿Por qué no se ha procedido legal y jurídicamente?
Para el alcalde debe ser muy fácil proceder, coordinado con la Fiscalía de la Ciudad de México, para descabezar a “esa delincuencia organizada” y aplicar la ley.
Clausurar el Estadio Azul y la Plaza México, “por no brindar seguridad”, debe meditarse. Son muchas las familias, dedicadas al comercio, que dependen esos ingresos.
Acaso la ciudadanía no paga impuestos y parte de ellos son para los salarios de los policías uniformados, ¿por qué el alcalde no solicita los servicios policíacos en esos días? Ahora inclusive hasta el estacionamiento público fue clausurado.
Lo mismo es que gobiernen “los azules” que “los guindas. “Nada de que la Ley es la Ley”.
Era “tan grave la irregularidad en la Plaza y en el Estadio” que en unas horas quedó resuelto el negocio, “lo grave quedó solucionado” 72 horas después de las clausuras.
EL CULIACANAZO, AL CINE
Aún está muy fresco el enfrentamiento de elementos de nuestro Glorioso Ejército Nacional con los narcotraficantes en las calles de Culiacán, capital de Sinaloa.
“Jueves Negro”, 17 de octubre de 2019. El Ejército y la Guardia Nacional cumplían una orden de aprehensión, con fines de extradición a Estados Unidos de América, en contra de Ovidio Guzmán López, apodado “El Ratón”.
El operativo duró más de seis horas. Ovidio fue capturado de a mentiritas.
El hijo del narcotraficante, Joaquín Guzmán Loera, fue liberado horas después.
La orden de ponerlo en libertad fue directa del Presidente de la República, quien, esa tarde, huyó de la Ciudad de México hacia la capital de Oaxaca.
Recuérdese que AMLO trataba de “don” a Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” y acudió 8 veces a Badiraguato, refugio de la pandilla narcotraficante. Inclusive se le vio en el velorio de la mamá del hoy presidiario en Estados Unidos.
“Se decidió proteger la vida de las personas”, aseguró el tabasqueño, en conferencia de prensa. El pretexto no convenció a nadie, menos a los habitantes de Culiacán. Todo se paralizó. Cundió el pánico. Horas de terror, seis para ser exactos.
El productor cinematográfico José Felipe Pérez Arroyo y el director Roberto Flores Campos, filmaron la película “Doble Moral”, cuyo argumento está basado en los hechos ocurridos el jueves 17 de octubre de 2019 y que está conocido, históricamente, como “El Culiacanazo”.
Refieren que ese “Jueves Negro” las familias de la capital sinaloense cerraron puertas y ventanas de sus casas. Los narcos seguidores de “Los Chapitos” bloquearon calles, accesos en vías federales y de paga, incendiaron vehículos, hubo fuga de reos en el penal, se suspendieron clases, dejaron de circular los autobuses y taxis. Comercios, restaurantes y hoteles cerraron. Un caos total.
“SALVAR VIDAS… ¡LIBÉRENLO!”
Los militares expusieron su vida. Cumplían la orden de aprehensión girada por un juez del Estado de México, el 25 de septiembre de ese mismo año. Localizado el sitio donde estaba “El Ratón” la orden militar era detenerlo, no hacer disparos y someter al presunto delincuente.
Varias horas pasaron para llevar a cabo la detención. Para entonces los narcos habían dislocado la vida en Culiacán y finalmente Ovidio Guzmán López “se entregó”.
“¡De rodillas! … ¡Enseñe las manos! … ¡Salga Ovidio!”.
El hijo mayor de “El Chapo” no opuso resistencia. Pedía que pararán todo, es decir que terminarán las acciones violentas y terroristas de sus cómplices.
El Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana era Alfonso Durazo Montaño, hoy gobernador de Sonora. El informe que recibió lo transmitía a su jefe, aun instalado en Palacio Nacional.
La orden presidencial fue muy contundente y definitiva: “Libérenlo”.
En esa noche se dijo que la orden se fundamentó en la amenaza de los integrantes del Cartel de Sinaloa, de matar a civiles y a los familiares de los militares. Cierta o no, la amenaza favoreció a quien también se le conoce por el apodo de “El Gato Negro” y es padre de 3 hijos. Ovidio volvió a casa sin un rasguño.
¿POR QUÉ EL SILENCIO DE OMAR?
Mal empieza la semana al que ahorcan en lunes.
Cierto que, por ahora, la ciudadanía –y no toda– conoce el plan o programa de la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana. El sexenio anterior sus dos titulares, el hoy gobernador de Sonora y la actual Secretaria de Gobernación, estuvieron como floreros en los respectivos despachos; no fueron los únicos “adornos”.
Acataron instrucciones. Guardaron silencio. Recibieron premios.
El presidente estableció la aberrante política de “abrazos no balazos”, pidiendo para los delincuentes “respeto a sus derechos humanos”.
El maridaje entre el hombre de Palacio Nacional y la gente de los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, nunca estuvo oculto. Murieron civiles y militares, cientos de inocentes. La complicidad de funcionarios estuvo a la vista de todos.
El problema número uno es la inseguridad dentro y fuera de los hogares, en las vías terrestres, en las iglesias, en los restaurantes. Diario las noticias policíacas erizan hasta a los calvos. Acribillados en Celaya; desaparecidos en Guerrero; enfrentamientos en Guadalajara; la delincuencia organizada “gobierna” en Chiapas y la lista continúa.
Los medios informativos reseñan la campaña que realiza el Ejército. Pone fin a grupos de delincuentes, pero surgen nuevas células. Está fallando el servicio de inteligencia policíaca, civil y militar.
Los gobernadores de chalecos guindas mantienen la orden de quien los puso, que parece estar ejerciendo desde su bunker en Palenque. Sinaloa sigue como territorio gobernado por los narcos, Guanajuato, Guerrero, Tabasco, Chiapas, en la misma situación.
Omar Hamid García Harfuch, el experimentado investigador policíaco, mantiene silencio sepulcral, seguramente por órdenes de su jefa, la que a su vez escucha la voz de quien la llevó al poder y hoy está dedicado a “ler” la Biblia en Palenque.
Circuló la versión de que García Harfuch desintegró su equipo, enviando a sus mejores hombres a Petróleos Mexicanos: Israel Benítez López, Abraham Alfonso Ruiz Mondragón, Marco Antonio Ramírez Rocha y Daniel García Izquierdo.
En días pasados el titular de Seguridad y Protección Ciudadana informó que, ahora, sus inmediatos colaboradores son: Omar Reyes Colmenares, Francisco Javier Moreno Montaño, Manuela Figueroa, Jorge Mezher y Francisco Almanza Barocio.
La sociedad espera que se combata a la delincuencia organizada y se ataque a los narcotraficantes antes de que Trump asuma el poder en enero próximo y cumpla su propósito de hacer la guerra contra los carteles mexicanos.