Cierra la chimenea a los ladrones
Jamás imaginé que la Reina Isabel II horas después de concederle audiencia a la Primera Ministra Liz Truss, entregaría su alma al Creador. Fue su último acto oficial, sentada en silla de ruedas, en el Castillo Balmoral, en Escocia. Llegó a su residencia para vacacionar. Una enfermedad le cortó la vida a los 96 años cumplidos el pasado 21 de abril. Aun cuando la noticia se esperaba, no dejó de causar sorpresa y en minutos, la mañana del jueves, se difundió en todo el mundo.
El cuerpo de la monarca fue trasladado de Escocia a Londres. Se cumplirá todo el protocolo. Recibirá honores en el Palacio de Buckingham y en el de Windsor, cuatro días en cada lugar. El sepelio será diez o doce días después de la fecha de su fallecimiento.
Isabel II desarrolló actividades que la relacionaron con la política mundial, la cultura y las artes, el deporte. Convivió y departió con figuras del mundo musical anotemos a Mick Jagger, Elton John, Paul McCartney. Los futbolistas Pelé y Bobby Moore, el boxeador Muhammad Alí (Cassius Clay) y al jockey mexicano Víctor Espinoza.
Es una extensa lista de nombre de Papas, de líderes políticos, de personalidades de la monarquía. De gente de todos los sectores. Recuerdo que en la pintura fue una especie de mecenas con varios pintores. Por eso, al solo pronunciar su nombre, la Reina Británica se mantendrá vida, estará vigente y su presencia espiritual rondará por todo este convulsionado mundo.
¡VIVA EL REY CARLOS III!
Como lo señala el protocolo real, de inmediato el primogénito, Carlos de Gales, dejó de ser el Príncipe y es el nuevo jerarca de la monarquía inglesa.
Carlos III, a sus 74 años de edad asume el título de Rey del Reino Unido, el sexto de la Casa Windsor que fundara en 1910 el rey Jorge V.
Carlos de Gales al fin vio cumplido un deseo que estuvo salpicado de dudas, después de su divorcio con Lady Diana y su boda con la mujer que ha amado desde siempre, la que ahora tendrá el título de Reina Consorte, Camila Parker Bowels. El nuevo rey deberá de actuar para ganarse la confianza de sus súbditos y borrar la imagen que hay de él, no cuenta con popularidad ni simpatías.
Será este sábado 10 de septiembre cuando el Consejo de Acceso, declare a Carlos III como Rey del Reino Unido y Mancomunidades de las Naciones. El evento será en el Palacio St James, a las 10 horas, tiempo local; a las 3 de la mañana, en México. La coronación probablemente sea a finales de 2023.
En el caso de que Carlos III llegara a abdicar, lo sucedería su hijo Guillermo y el hijo de éste Jorge de Cambridge es el siguiente en la sucesoria.
OVACIONADA EN EL ZÓCALO
Por primera vez el 24 de febrero de 1975, México fue visitado por la monarquía inglesa. Era el 150 aniversario del primer acuerdo comercial entre el Reino Unido y el gobierno mexicano. Se firmó en 1825 en la naciente República Mexicana. El duranguense Guadalupe Victoria, nuestro primer presidente; en Inglaterra gobernaba la Reina Victoria, nieta de Jorge III.
Los ilustres visitantes, Isabel II y el Príncipe Felipe de Edimburgo, fueron recibidos en Palacio Nacional por el presidente Luis Echeverría Álvarez y su esposa María Esther Zuno Arce. La recepción fue muy emotiva, hospitalaria. La Plaza de la Constitución, nuestro hermoso Zócalo, estaba abarrotado por gente del pueblo, obvio convocada por el gobierno. Fotografías de los monarcas, banderas de México e Inglaterra, flores.
En las tribunas colocadas frente a los portales de lo que también fue conocido como la Plaza Mayor o la Plaza de Armas, con cartulinas de colores se formaron mosaicos con letras gigantes en inglés y en español. Se leía “United By Friendship”, “Unidos por la Amistad”. En otras tres más: “Larga Vida Isabel”, “¡Viva Isabel II!” y “¡Viva México!”. El secretario de Relaciones Exteriores, era el maestro Emilio Oscar Rabasa Mishkin.
Entre los adornos florales, destacaron las gigantes fotografías de dos personajes del cine inglés y del mexicano. Con sus clásicas vestimentas aparecían en los murales Cantinflas y Chaplin.
En esa ocasión, además de los convivios donde se sirvieron platillos de comida mexicana, la pareja real hizo un recorrido por las zonas arqueológicas y lugares de atractivo turístico de Oaxaca, Guanajuato, Quintana Roo y Yucatán. Gustaron probar la comida regional en cada lugar visitado.
Cuando recorrieron un mercado de la capital guanajuatense, la Reina Isabel comió con suculento apetito un tlacoyo, sin salsa pero con nopales, cilantro, cebolla y queso.
VISITARON LAS PLAYAS MEXICANAS
Es muy largo narrar todo que lo hicieron en sus dos viajes, porque volvieron en 1983 y la recepción estuvo a cargo del presidente Miguel de la Madrid Hurtado y de su esposa Paloma Cordero (Paloma Delia Margarita Cordero Tapia). En este segundo viaje llegaron Isabel II y su esposo Felipe en un avión de la Real Fuerza Aérea Británica. El anterior fue en el barco Britannia, el cual llegó a aguas nacionales y en el hicieron el recorrido por los puertos de La Paz, Acapulco, Puerto Vallarta y Cozumel. También estuvieron en el puerto Lázaro Cárdenas, Michoacán.
También asistieron a una recepción popular en el Zócalo. Esta vez en el edificio del Primer Ayuntamiento, oficinas del gobierno capitalino. Les fueron entregadas las llaves de la Ciudad de México, declarándoseles Huéspedes Distinguidos.
La Reina estaba emocionada. Dijo que “los mexicanos son alegres. Me dí cuenta por la forma festiva que actuaban en las vallas, por la música y el bullicio”. En un momento que le gustaron los melones de Uruapan, las fresas de Zamora, el agua de limón que tomó en Silao y que saboreó “el recalentado” que le ofrecieron.
ANÉCDOTAS INOLVIDABLES
He comentado, desde la entrega pasada, que el historial de la Reina Isabel II abarca todos los tomos que podamos imaginar. Sus 70 años y 214 días de reinado. El material es abundante en el terreno que guste uno tocar.
En el recorrido reporteril encontré dos pasajes que bien vale recordar en este espacio. Cuando los ilustres visitantes ofrecieron en la sede de la embajada británica, una cena al presidente Echeverría y a la compañera María Esther, terminaron la protocolaria cena. Vinieron los brindis de sobremesa y la animación musical a cargo de un conjunto que dirigía el maestro J.R. Mason. Hubo música inglesa, estadounidense y no podía faltar la mexicana y una de las piezas fue la revolucionaria titulada “La Cucaracha”. Lo solemne, diplomático y protocolario quedó atrás y la Reina bailó a los acordes de la melodía mexicana.
Eso demostró lo feliz que se encontraba la pareja real esa noche y todos los días que duró su primera estancia en las tierras aztecas.
Mi recordado amigo Flavio Romero de Velasco recibió, en su papel de gobernador jalisciense, a los personajes de la Realeza Británica. El encuentro fue en Puerto Vallarta. Ya era en la segunda visita a nuestro País. El secretario de Relaciones Exteriores, el gran Bernardo Sepúlveda Amor, no descuidó el mínimo detalle para la atención a los huéspedes ingleses.
Jorge Lepe, presidente municipal en Vallarta, ofreció la cena. Asistió la vicepresidenta municipal, Isabel Pérez Famoso de Gómez. Ocupaba un lugar en la mesa de honor y la intérprete se aproximó a ella y este fue el diálogo:
–¿Cómo se llama Usted?
–Isabel, respondió la interrogada.
–No, Usted cómo se llama?, dijo titubeante la intérprete.
–Pues me llamo Isabel.
La Reina intervino y preguntó qué ocurría enterada del suceso, dijo: “Es un honor estar donde la mujer tiene derechos y cargos dentro de los gobiernos”. Cuentan que la señora Pérez de Gómez vive con ese eterno recuerdo y estrechó la mano de la visitante.
CON PRESIDENTES MEXICANOS
En el baúl de los recuerdos queda una hoja de papel donde aparecen los nombres de los presidentes mexicanos que llegaron a estrechar la mano a Isabel II y al Príncipe Felipe. Por supuesto además de los anfitriones en suelo patrio.
Vicente Fox Quesada y su esposa Martha Sahagún (Martha María Sahagún Jiménez) fueron recibidos en el Palacio de Buckingham, a invitación de la Reina.
También llegaron a ese mismo Palacio los esposos Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y Margarita Zavala Gómez del Campo. En su breve estancia les fue ofrecida una cena.
Hace siete años, en marzo, el invitado fue el presidente Enrique Peña Nieto. Lo distinguieron con una cena. En las notas periodísticas no se cita el nombre de su entonces esposa, la actriz Angélica Rivera Hurtado.