De norte a sur
Del siglo IV al XXI variantes de la Semana Santa
Jorge Herrera Valenzuela
Con la entrada de Jesucristo a Jerusalén, en el lomo de un burro, con el pueblo sosteniendo ramos de palmas, da comienzo la celebración más importante de la Iglesia, Católica, Apostólica y Romana.
Domingo de Ramos.
Un día después del Domingo de Ramos, da comienzo lo que conocemos como Semana Santa o Semana Mayor. Por siglos los días santos eran de lunes a viernes, al siguiente día el tañido de campanas de las iglesias anunciaban el Sábado de Gloria. ¡Se abría la gloria!
La tradición terminó en 1955 al expedir el Papa Pío XII el decreto Dominicae Resurrectionis. Trasladando la Vigilia Pascual Nocturna para la noche del viernes anterior. Apareció en el calendario gregoriano el Sábado Santo y perdura el Domingo de Resurrección.
Recordemos que la muerte de Jesucristo, en la cruz colocada en lo alto del Gólgota, ocurrió a las tres de la tarde del viernes y de acuerdo con la Biblia, resucitó al tercer día o sea el domingo.
En México son notorios los cambios que se produjeron desde el pasado siglo tanto en la iglesia como entre la gente del pueblo. En España y en países sudamericanos, como Colombia, los festejos mantienen sus tradiciones e inclusive hay lugares donde continúa el Sábado de Gloria.
CÓMO FUE LA SEMANA SANTA
Es interesante recordar cómo era la Semana Santa, especialmente en el medio rural mexicano. También se “guardaban” los días santos en las zonas urbanas.
Las imágenes de Santos y Vírgenes, resguardadas en marcos, así como las esculturas, quedaban cubiertas con lienzos morados. La iluminación eléctrica se reducía.
Las mujeres deberían de entrar al templo con la cabeza cubierta con una pañoleta o su rebozo. Los hombres no llevar sombrero o dejarlo a la entrada en una mesa colocada exprofeso.
Especiales las ceremonias de Jueves y Viernes Santos. El Lavatorio, la tarde del jueves, a cargo de un sacerdote que lavaba los pies de los católicos previamente invitados. El rezo del Viacrucis, la mañana del viernes, a partir de las 11.
En los hogares campiranos, en la zona rural, la señora de la casa tenía comida preparada para toda la Semana Santa. Únicamente prendía la lumbre del bracero para calentar tortillas y café.
Donde tenían radio, no lo encendían. La costumbre se heredó hasta Familias de mi época. Mi esposa (qepd) dejaba apagada la televisión; ofrecía determinado ayuno durante la cuaresma.
Imposible no realizar la Visita de las Siete Casas o sea ir a Siete Templos diferentes, leer las oraciones en cada lugar. Al terminar el recorrido, saborear sopes, quesadillas, enchiladas, tacos, churros con chocolate o buñuelos.
A la media mañana del Viernes Santo, la jefa de la casa, la mamá, la abuelita, invitaba a rezar el Viacrucis. De rodillas iban siguiendo a quien dirigía la lectura en cada una de las XIV Estaciones. Con ello se recordaba el camino de Jesucristo, cargando la pesada cruz de madera, en el Monte Calvario.
ESCENIFICACIÓN LEGENDARIA
La Pasión de Cristo o Viacrucis de Jesucristo, en Iztapalapa, se inició en 1843 como muestra de agradecimiento a Cristo, por librarlos de una epidemia de cólera que diezmó a la población, mayoritariamente indígena.
Prometieron los sobrevivientes que celebrarían una ceremonia anual y la heredarían a sus descendientes. La tradición cumplirá 181 años. Infinito el número de iztapalapenses que han participado en la escenificación.
El momento de la crucifixión reúne a millones de personas. Turistas nacionales, norteamericanos, latinoamericanos, europeos y asiáticos se dan cita en el Cerro de La Estrella, desde temprana hora del Viernes Santo.
Debo precisar que los actores son jóvenes de las diferentes colonias y barrios de Iztapalapa. Para los personajes centrales, Jesucristo y la Virgen María, la selección es muy rigurosa y se cubren determinados requisitos. Igual para la personificación de otros religiosos. Ensayan desde un año antes.
Una anécdota. Contaba el fotógrafo del diario La Prensa, Agustín “El Chino” Pérez Escamilla que en esa fecha siempre “cubría” el evento y para llegar a Iztapalapa, como enviado especial, en lo que hoy es la esquina de Calzada de la Viga y Calzada Chabacano, en Jamaica, abordaba la canoa y recorría todo el canal; el regreso era por la misma vía. Eran los años cuarenta del Siglo XX.
LA VIGILIA Y LOS ALIMENTOS
Dentro de las tradiciones vigentes en los días santos, se cuentan las relacionadas con los ayunos y los alimentos que se acostumbran poner en la mesa.
En Huandacareo, un municipio que fue capital de Michoacán, en las mañanas se servía – ¿o se sirve?—jarros de atole blanco y se come un pedazo de piloncillo. Hay tamales, tortillas “salidas” del comal y guisos diferentes. Bueno, eso lo viví en mi infancia. Jueves y viernes santos, solamente atole y un bolillo. Era el ayuno.
Al paso de los años no todas las Familias conservaban la costumbre de comer los romeritos, los mariscos y el pescado. Por diferentes motivos mucha gente comen carne roja o pollo. El día “más grande” para los católicos, el Viernes Santo. Ayuno, rezos y cero diversión.
“Guardar la vigilia, no es un sacrificio común, hay que respetarla”, decía mi abuelita. Añadía: “los niños están perdonados del ayuno, pero cuando cumplen siete u ocho años están obligados”. A finales del siglo pasado, la iglesia autorizó que los enfermos y las personas mayores de 65 años –¿o de 60?— están dispensadas del ayuno, pero pueden hacerlo.
LA CAPIROTADA, ESPAÑOLA
Somos muchos los que hemos comido capirotada o cuando menos oído mencionarla. No es fácil encontrarla en los restaurantes, tal vez si en las fondas o en algún establecimiento de comida mexicana.
Cuál es el origen de este platillo. Me informé que lo trajo a México, en 1780, Fray Gerónimo de San Pelayo, es el autor de un libro de recetas de cocina, en el que reseña los utensilios a emplearse y detalla toda la labor para preparar los platillos.
En el recetario “del hermano Gerónimo” aparece la capirotada, dando a conocer por qué se llama así a ese postre. Escribió de San Pelayo: se tomó la palabra derivada del capirote que es la parte alta de un gorro largo y puntiagudo, usado por los sacerdotes.
Los religiosos lo usan de color blanco y los que forman La Procesión del Silencio (esto no es parte del recetario), lo llevan de color negro y esa es otra historia.
La capirotada es pan rebanado que se ablanda con poca agua mezclada con vinagre de manzana. Se colocan las rebanadas en un recipiente y se rocía el pan con jarabe o miel de piloncillo. Después se espolvorea queso al gusto.
…¡VAMOS A LA PLAYA!
Para los escolares de Primaria y los jóvenes de Secundaria, es una etapa vacacional. En el calendario aparece que se descansa la Semana Santa y la siguiente, la de Pascua.
Muchas Familias acostumbran, de acuerdo con sus posibilidades económicas programar una semana para irse a la playa más cercana. Otros visitan a sus parientes y algunos más recorren puntos de atracción turística.
Bueno, pues esta fue una síntesis de las fechas que se celebran con especial dedicación en diversas poblaciones mexicanas, así como las de España que son célebres como las de Salamanca y las que se organizan en Colombia.
Como comenté en los primeros párrafos también hay festejos en Estados Unidos de América, en el territorio del Reino Unido.
Breviario “Cultural”
En el Distrito Federal durante muchos años los hoy extinguidos Sábados de Gloria, en la esquina de Tacuba y Brasil, atrás de la Catedral Metropolitana, eran “quemadas y tronadas” gigantescas figuras de cartón que representaban a Judas Iscariote, de los que pendían valiosos regalos aportados por los comerciantes de la zona.
Los artesanos que hacen figuras de Judas Iscariote, las “adornan” poniendo en la cabeza con los rasgos de políticos como de carlos salinas de gortari, del presidente tabasqueño y de “personajes” de la vida pública. Unos “los truenan” y hay quien lo cuelga en la antena de su automóvil
Eso tenía lugar a las 11 de la mañana, hora en que en las calles de las barriadas de la Ciudad de México, jóvenes y adultos salían con cubetas llenas de agua y “hacían guerritas”. Bañaban a los peatones y se “morían” de risa Se prohibió ese gasto del líquido y se aplican sanciones administrativas, por parte de la policía, a quien desacata la orden.