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El vuelo del hombre gana premio biblioteca breve 2025 de Seix Barral
MORELIA, Mich., 20 de febrero de 2018.- El 20 de febrero de 1943, hace 75 años, en la Meseta Purépecha, hizo erupción el Paricutín, para dar paso a una nueva montaña.
Este fenómeno natural, que lo convirtió en una de los volcanes más jóvenes en el mundo y el único en ser estudiado desde su nacimiento, cambió la vida de los pobladores de la región que tuvieron que ser evacuados y que vivieron este hecho como una amenaza, pero también fue un punto de atracción para académicos, fotógrafos y narradores que plasmaron la violencia pero también la belleza del paisaje.
El profesor investigador del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Tierra de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Pedro Corona Chávez, y Jasinto Robles Camacho del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) centro Regional Michoacán, describen en el cuaderno Retorno al Paricutín, ciencia, historia y arte para compartir, cómo ocurrió este fenómeno natural cuyos paisajes parecen haber sido basado en las ilustraciones de Dante.
“Ante el asombro de todos, la aparición de la nueva montaña volcánica fue mucho más rápida de lo esperado: El primer día: 10 metros, el segundo día: 60 metros, el cuarto día: 150 metros; la primer semana: 160 metros, dos meses y medio después: 335 metros. A partir de su nacimiento, las explosiones de humo negro (cenizas) y humo blanco (agua caliente) del Volcán Paricutín no pararon durante diez años.
Los principales derrames de lava que alcanzaron casi seis kilómetros hacia el norte salieron durante los primeros tres años. A partir de agosto de 1945, las explosiones del Volcán Paricutín poco a poco se hicieron menos frecuentes y más largos los periodos de quietud, hasta que a principios de marzo de 1952, la actividad del Volcán Paricutín haría sus últimas explosiones”.
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