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CIUDAD DE MÉXICO, 21 de mayo de 2016.- El diputado Julio Saldaña Morán exhortó al gobierno federal y a su partido a superar su etapa de “lento aprendizaje”, a replantear sus políticas públicas –como en educación y energía- y a consensuar nuevas estrategias con los sectores sociales, pues ya orilla al país a una crisis tal como se empecina en imponerlas.
A través de un comunicado, lo convocó especialmente a dejar de lado de “doble cara” ante la legalidad, pues mientras dice aceptar la “3 de 3”, luego le impone candados para mantener la corrupción y la impunidad, o convoca al diálogo con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) con la Secretaría de Gobernación para luego rechazar el tema educativo y amenazar con la aplicación de la ley que él mismo incumple.
No se trata de hacer simulacros de diálogo para que todo quede igual o empeore –dijo-, sino de un real intercambio de propuestas que no sean para beneficio de una minoría, sino de la ciudadanía en general.
El gobierno, su partido y sus aliados –puntualizó- deben entender ya que sus impuestas “reformas estructurales” no trajeron los beneficios esperados, sino un empeoramiento en la calidad de vida de la mayoría de mexicanos.
Así lo prueban dos millones de pobres adicionales y el estancamiento del nivel educativo, así como la virtual quiebra de la industria petrolera nacional que ahora se quiere encubrir rematándola, prácticamente, a las transnacionales y a unos cuantos funcionarios del gobierno que quieren ser sus socios.
“¿Cómo pueden decir los secretarios de Educación y Gobernación que acatar la ley no es opcional, sino obligación de todo mexicano, en particular del servidor público, si el mismo gobierno incumple la ley, no aplica los presupuestos a lo que se destinan y desvía los recursos a otros fines?”, cuestionó.
Recomendó al gobierno proceder contra quienes están acusados de corrupción, recuperar los recursos hurtados, destinarlos a las obras y servicios para los que fueron aprobados, vetar las incongruencias contenidas en la “3 de 3” impuestas por su partido –aunque hubiesen tenido otra autoría- y aplicar, con estricto apego a la legalidad, las reformas destinadas a combatir la corrupción.
Con ello –dijo- tal vez el gobierno gane algo de credibilidad en el último tramo de su gestión, pero, sobre todo, podría evitarle mayores sobresaltos a una ciudadanía cada día más amenazada y harta de inseguridad, permanente crisis económica, desempleo, devaluación del peso y pérdida de poder adquisitivo.
De otro modo, advirtió, la inconformidad no sólo se reflejará en resultados adversos para el partido en el gobierno, sino en más protestas y movimientos sociales que difícilmente se detendrán y que, eventualmente, se agravarán.