Improcedente e inatendible, suspensión de proceso del PJF: Legislativo
CIUDAD DE MÉXICO, 20 de diciembre (Quadratín México).- En la tarea legislativa todo puede ocurrir. Como el riesgo de que la primera reforma constitucional propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto se quede en lista de espera, pese a contar con el apoyo mayoritario, o que los senadores y los diputados encuentren una fórmula para obviar la discusión en conferencia y aprobar la Reforma Educativa en un par de días, con modificaciones a los artículos 3º y 73 de la Carta Magna, antes de irse de vacaciones de fin de año.
Todo es posible en el Congreso de la Unión. Y ayer miércoles 19 de diciembre, al cuarto para las ocho de la noche, cuando en el tablero electrónico del salón de plenos de la Cámara de Diputados se dibujaba inexorable la aprobación de la Reforma Educativa que de la mano lleva la autonomía del INEE y el servicio profesional del magisterio, apareció el fantasma del escándalo y la toma de tribuna.
La sesión no podía prosperar sin sus bemoles y el papelazo de diputados afines a Morena, aunque Andrés Manuel podrá luego parafrasear a Vicente Fox: ¿Y yo por qué? Pero no hay vuelta de hoja ni resquicio para el mentís.
Y es que, tras una amplia discusión del dictamen de la Reforma Educativa en lo general, cuando se registraba la votación nominal para su aprobación o rechazo, apareció el diputado petista de filiación lopezobradorista, Manuel Rafael Huerta Ladrón de Guevara, y se trepó al presídium camaral y reclamó al presidente Francisco Arroyo Vieyra no haberle cedido la palabra.
Así, horas antes de validar 3.9 billones de pesos del gasto público federal del año entrante, los diputados federales se enfrascaron en la carrera contra reloj y en la noche de este miércoles 19 de diciembre aprobaron la que pretende ser una reforma constitucional de gran calado, la educativa, no exenta de suspicacias, presiones y trompicones legislativos.
Con 424 votos a favor, 39 en contra (19 de ellos de diputados perredistas, de un total de 104 que integran la bancada), amén de 10 abstenciones, en lo general se aprobó la Reforma Educativa que en lo particular sufrió ajustes menores y que entraña otorgar al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) el carácter de organismo público autónomo y establece el servicio profesional del magisterio para el ingreso y la promoción de cargos.
Pero. Cuando todo marchaba rumbo a una larga discusión en torno de artículos reservados en lo particular, Huerta Ladrón de Guevara de blanca barba como un santo clós de saco sport ajustado a manera de corsé, se plantó al lado del diputado presidente Francisco Arroyo Vieyra y le gritoneó, mientras éste leía los términos para la votación nominal en el tablero electrónico.
Tras la postura insolente, soportada en ese delgadísimo hilo entre el derecho de réplica y el fuero legislativo y el exceso y violento proceder, se dibujó el riesgo de la toma de tribuna y, entonces, dos diputados priistas, José Rubén Escajeda Jiménez y Óscar Bautista Villegas, desactivaron la impronta. Luego les siguieron unos panistas y más priistas. Finalmente, cuando la votación demostró que la aplanadora legislativa arrollaba a los diputados contrarios a la Reforma Educativa propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto, la tranquilidad volvió a la tribuna, al presídium.
Ya para ese momento, la sesión se perfilaba hacia una maratón de oradores, de defensas y descalificaciones, de advertencias y apoyos, de cuestionamientos de maestros diputados de Nueva Alianza o requerimientos de puntualizaciones como el que hizo la ex gobernadora de Zacatecas, Amalia García, para determinar que en lugar de “Presidente” del INEE, quedara “quien presida”, por aquello del prurito de equidad y género.
Y en el caso de la fracción tercera del artículo 3º constitucional, con la modificación quedó en los siguientes términos: “La ley reglamentaria de este Artículo fijará los criterios de evaluación y los términos para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y, la permanencia en el servicio y respetando los derechos constitucionales, bajo los principios de igualdad y transparencia”.
Con la enmienda, quedan a salvo los derechos de antigüedad y de base de los trabajadores de la educación; es decir, ningún docente perderá su empleo a consecuencia de la evaluación, aunque la diputación federal de Nueva Alianza insistió, en la discusión en lo particular, en que igualmente se evalúe a las autoridades educativas. Cuestión que no prosperó.
En lo general, más de cinco horas consumió la discusión de esta Reforma Educativa propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto, a contracorriente del Movimiento Ciudadano que en la Cámara de Diputados se ha vuelto portavoz y presencia física del lopezobradorismo.
Y ahí los contrastes de quienes no hace mucho compartían recelos y posturas irreductibles frente al Poder Ejecutivo Federal, aunque hoy es otro el inquilino de Los Pinos y que despacha en Palacio Nacional, porque el presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales del recinto legislativo de San Lázaro, quien fundamentó el dictamen y conminó a votar a favor, como una forma de contribuir a elevar el nivel educativo y el desarrollo nacional, es el perredista Julio César Moreno Rivera.
En términos generales, las enmiendas constitucionales aprobadas anoche en el Palacio Legislativo de San Lázaro, establecen las medidas para consolidar una educación de calidad, productividad, competitividad económica y el desarrollo social y cultural, que dependen del nivel educativo.
Por cierto, durante la discusión se desechó una moción suspensiva presentada por el diputado de Movimiento Ciudadano, Ricardo Mejía Berdeja, y su compañero del PT, Manuel Huerta Ladrón de Guevara del Partido del Trabajo.
En su turno en tribuna, para fundamentar el voto del PRI, la legisladora mexiquense Alejandra del Moral Vela, destacó la autonomía del instituto encargado de la evaluación del magisterio y la realización de censos para conocer el estado que guarda la educación; en contraste, el coordinador de los diputados federales de Movimiento Ciudadano, Ricardo Monreal, calificó la reforma de incompleta y tímida.
Del lado del PAN, la postura estuvo a cargo de Fernando Rodríguez Doval, quien consideró no se trata de una reforma perfecta, pero implica un gran paso para transformar el sistema educativo.
Luego, el perredista Jorge Federico de la Vega Membrillo, presidente de la Comisión de Educación, sostuvo que se “pretende mejorar la calidad de la educación y retomar la rectoría en la materia por parte del Estado”.
En suma, la mayoría de los legisladores avaló la reforma educativa. Incluso, por la bancada de Nueva Alianza, la diputada y maestra Dora María Talamante Lemas, se congratuló por las modificaciones constitucionales y dijo que abre la posibilidad de mejorar la calidad de la educación, establecen esquemas para la transparencia, rendición de cuentas e integra aspectos positivos para la transformación del sistema educativo.
Y rechazó que la reforma sea producto de “ocurrencias sexenales”. La minuta se espera este jueves en el Senado, donde casualmente hay una agenda mínima y desde ayer la Mesa Directiva acordó ya no recibir solicitudes de inscripción de proposiciones o iniciativas.
La figura de conferencia legalmente ya no procedía para tratar el dictamen de la iniciativa de la Reforma Educativa, porque éste ya había sido votado en comisiones en la Cámara de Diputados. ¡Ah!, pero los coordinadores de las bancadas del PRD, PRI y PAN en el Senado dieron por buena la solicitud de dictaminar en conferencia, con la referencia de que enviaban “observaciones” y propuestas para ser adoptadas por los diputados.
Así, un resquicio legal abrió el espacio para aprobar hoy la minuta de la Reforma Educativa, la primera reforma constitucional propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto, antes de cumplir un mes en el máximo cargo de elección popular del país. Y es que, en el Congreso de la Unión, todo puede pasar.
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