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CIUDAD DE MÉXICO, 20 de marzo (Quadratín México).- La Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA) manifestó su solidaridad con dos de sus compañeros jubilados de Mexicana de Aviación, quienes iniciaron una huelga de hambre y se instalaron en el mostrador de la empresa ubicada en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) en días pasados.
El secretario general de ASSA, Ricardo del Valle Solares, señaló que comparte la indignación por la situación económica que atraviesan los sobrecargos jubilados, a quienes a partir de agosto de 2012 se les suspendió el pago parcial que recibían.
En un comunicado el dirigente sindical recordó que la ASSA ha exigido por todos los medios el respeto a los derechos de los jubilados y trabajadores, y han urgido al administrador conciliador y a la propia jueza del Concurso Mercantil de Mexicana, a resolver el conflicto a la brevedad.
Recordó que han pasado 30 meses desde que perdieron su empleo y no se observan visos de solución, pues semana tras semana aparece un aparente inversionista, pero no se han otorgado las facilidades gubernamentales para reabrir su fuente de trabajo.
Ante ello, puntualizó, solicitan la intervención del gobierno federal para solucionar el conflicto de Mexicana, pues hasta el momento sólo se han reunido con el subsecretario de Comunicaciones y Transportes, Carlos Almada.
El lunes pasado, Dulce María Mejía Pérez y Rogelio Martínez López, jubilados de Mexicana de Aviación, iniciaron una huelga de hambre en el mostrador de esa empresa de la terminal uno del AICM en demanda de una solución al cierre de la aerolínea, ocurrido desde agosto de 2010.
Los jubilados expresaron su desesperación, pues desde hace ocho meses no reciben un peso y los meses anteriores sólo parcialidades, por lo que calificaron su situación económica en “crisis”.
Mejía Pérez, quien es madre soltera, expuso que debido a la situación financiera por la que atraviesa perdió su casa y sus dos hijas tuvieron que dejar la escuela, pues por su edad no consigue empleo.
A su vez, Martínez López resaltó que, al igual que su compañera, ha perdido sus pertenencias y hoy lo único que le queda es su salud “y la decisión de llegar hasta sus últimas consecuencias, hasta que nos den una solución, así esté de por medio mi vida”.
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