Cumplidos en 5 años, retos para fortalecer enfermería del IMSS: Robledo
CIUDAD DE MÉXICO, 11 de enero (Quadratín México).- La euforia de las fiestas de diciembre pasó, pero lo que no pasaron fueron los efectos de todo lo que consumimos, y ahora el reto será deshacernos de todos los gramos que se acumularon.
Y es que generalmente esas celebraciones conllevan un incremento en el peso corporal, sobre todo grasa que se acumula en diversas zonas del cuerpo, principalmente en abdomen, caderas y glúteos.
Alicia Velásquez Garibay, directora general de Recorrido por la Salud, sugiere comenzar un régimen de reducción y mantenimiento de peso saludable, pero no sin antes tener una valoración médica previa, con el fin de tener un panorama de nuestro estado de salud y así plantear los objetivos a alcanzar.
Para lograrlo, dice, debemos tener una alimentación correcta y realizar actividad física regular, de esta forma se eliminan también las toxinas y el malestar que nuestro cuerpo arrastra.
Para la pérdida de peso corporal es necesario combinar dos tipos de actividad física:
Actividad aeróbica: Es un tipo de ejercicio que pone en marcha grandes grupos musculares y favorece la pérdida de masa grasa acumulada, siempre que se realice durante un periodo prolongado de tiempo (≥45 minutos) y sostenido a una intensidad moderada.
Es decir, a un nivel de esfuerzo donde se sienta un incremento en la temperatura corporal, el ritmo cardiaco y respiratorio que no obstaculicen la capacidad de hablar. Algunos ejemplos de este tipo de ejercicio son: marcha rápida, baile, carrera, ciclismo y natación.
Actividad anaeróbica o de pesos: Es un ejercicio de fuerza (con pesos), que obliga a los músculos a aumentar su volumen, además que les proporciona fortaleza y resistencia muscular, que incrementa la capacidad para ejecutar un trabajo por ejemplo: abdominales, sentadillas, lagartijas, movimiento de mancuernas.
Explicó que una sesión de ejercicios para principiantes contempla una fase inicial y/o final a la actividad principal, que se compone de estiramientos y una serie de ejercicios, que permitan poner en marcha al organismo de forma progresiva, elevando y disminuyendo (según sea el caso) paulatinamente la temperatura y el ritmo cardíaco. Se debe realizar de 15 a 20 minutos.
La actividad principal, que es la etapa de auge del ejercicio físico, por ejemplo: caminar, correr, nadar, andar en bicicleta. Se recomienda practicarlos por lo menos 45 minutos al día.
Señala que es substancial complementar la actividad aeróbica con los de ejercicios de fuerza, para lo cual se debe fomentar un programa de actividad física inicialmente moderado, que progresará gradualmente hasta alcanzar una mayor intensidad.
Las personas con un padecimiento específico (por ejemplo, cardiovascular o diabetes), se les aconseja tomar precauciones adicionales y solicitar asesoramiento médico antes de tratar de alcanzar el nivel de actividad física recomendado para los adultos de mayor edad.
En el aspecto de los alimentos a consumir, Diana Villafán, nutrióloga y coordinadora de Medios Científicos de Recorrido por la Salud, proyecto que se encarga de llevar estilos de vida saludables mediante brigadas gratuitas en diferentes estados del país, señala que el desayuno, comida y cena debe contener verduras y frutas, cereales y tubérculos, y leguminosas y alimentos de origen animal.
Alicia Velásquez y Diana Villafán comentan que antes de cada actividad deportiva, se deben consumir frutas y verduras como colación en pequeñas porciones. Y para retrasar la aparición de fatiga durante la práctica de ejercicio, es conveniente hidratarse con agua natural, antes, durante y después de la ejercitación.
Para hidratarse lo ideal es beber pequeños sorbos de agua cada 15 minutos. No es necesario consumir bebidas rehidratantes por el exceso de sales minerales, a menos que la práctica de ejercicio sea bajo condiciones ambientales específicas o ejercicio de alto rendimiento.
Subrayaron que una rutina de ejercicios debe ser implementada por un activador físico certificado, además la persona deberá tener una valoración previa médica y nutricional, pues cada individuo es único y las indicaciones deben ser del mismo carácter.
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