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CIUDAD DE MÉXICO, 24 de mayo de 2018.- Una innovadora planta de tratamiento de agua fue puesta en marcha por el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Se llama Atzintli y es capaz de captar dióxido de carbono (CO2), lo que la hace única en el mundo.
Ubicada a un lado de la planta de tratamiento de aguas residuales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), la nueva instalación ofrece, además, la obtención de biomasa con un alto valor comercial y produce agua más limpia, con la que podrían regarse productos destinados al consumo humano directo, detalló Luis Álvarez Icaza Longoria, director del Instituto de Ingeniería.
“Desde hace años, la UNAM y el Instituto están comprometidos con la sostenibilidad, en particular en lo referente al tratamiento del agua, por lo que somos la instancia piloto en su tratamiento y uso”, acotó, según detalla un comunicado de la máxima casa de estudios.
Creada en colaboración con la Universidad de Newcastle, con el apoyo económico de la Newton Fund, del Consejo Británico y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Atzintli purifica el agua que es tratada en la planta ubicada en la FCPyS; utiliza microalgas originarias del Lago de Texcoco y cuenta con un sistema de ozonificación que garantizan la mayor eliminación de agentes patógenos que pudieran sobrevivir al procesamiento habitual que se da al líquido residual.
Teresa Orta Ledesma, responsable del proyecto, indicó que el reto es el lanzamiento de una nueva tecnología a nivel mundial para la mejora del medio ambiente, y de ser implementada en otros sitios, ayudaría a tener agua disponible para su uso terciario, es decir, se puede tener contacto directo con este recurso.
“Es posible el riego seguro de productos destinados al consumo en crudo, como las hortalizas; además, usualmente en el líquido residual estancado proliferan mosquitos que transmiten enfermedades como chikunguña o zika, y si se trata con esta tecnología se elimina el problema”, precisó la también responsable de Calidad del Agua en el PUMAGUA.
Otro beneficio es que además de agua limpia se obtiene, como subproducto, biomasa con alto valor comercial para utilizarse en la producción de bioplásticos o biocombustibles. “Eso implica que este tipo de instalaciones se pueden pagar prácticamente solas”.
En su oportunidad, Ignacio Monje Ramírez, especialista del Instituto de Ingeniería, destacó que ésta es la única planta del mundo en su tipo capaz de capturar CO2, un compuesto usualmente emitido en las plantas de tratamiento de aguas residuales y considerado un gas de efecto invernadero.
En el tratamiento primario de aguas negras regularmente se usan microorganismos que consumen oxígeno y liberan CO2 como un residuo, pero en el caso de la nueva planta, las microalgas consumen el gas de efecto invernadero y lo descomponen.
Kevin Mackenzie, director del British Council, subrayó que este proyecto es de gran interés para Gran Bretaña, pues responde a las necesidades de los socios, ofrece la oportunidad de colaborar internacionalmente y permite intercambiar conocimiento y experiencias.
Uno de los temas de mayor interés a nivel global es el agua, su saneamiento y conservación, con tecnologías asequibles, además de su uso eficiente en la agricultura, la industria y el hogar, por lo que el británico felicitó a los participantes en el diseño y puesta en operación de la nueva planta de tratamiento.
“Este proyecto ofrece muchas ventajas: usa el afluente de la planta ya existente en la FCPyS, y es una tecnología que puede ser comercializada. Es ejemplo de innovación para un mejor futuro, ambientalmente hablando”, expuso.
Durante la inauguración de Atzintli estuvo presente, entre otros, Krizia Delgado, directora de la Newton Fund.