Arte de equilibrar responsabilidades: crecimiento en entorno desafiante
CIUDAD DE MÉXICO, 5 de agosto de 2021.- La epopeya educativa del siglo XX es un trecho en el que los mexicanos nos cultivamos, aprendimos a leer y a escribir, la matrícula se feminizó, las mujeres se incorporaron a la universidad y el número de graduados se multiplicó, destacó Hugo Casanova Cardiel, director del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).
“Hoy la cantidad de mexicanos beneficiados con la educación no solo superior, sino en general, es muy grande. El sistema educativo nacional se compone de alrededor de 34 millones de personas, en todos los niveles educativos”, aseveró.
Al participar en la última sesión del curso “La misión de educar, historia de la educación mexicana en el Centenario de la Secretaría de Educación Pública”, organizado por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), el doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación reconoció:
“La educación nacional debe esforzarse mucho más por la sociedad mexicana, la sociedad reclama y merece mucho más de lo que le estamos dando”.
En su charla, el investigador recordó parte de lo que ha sido la educación universitaria en nuestro país, especialmente la labor realizada por Manuel Gómez Morín, José Vasconcelos, Justo Sierra, Antonio Caso, Vicente Lombardo, Guillermo Soberón y Pablo González Casanova.
Los estudios sobre la educación y la universidad necesitan revisar “la porosidad social, o qué tanto la universidad la ha permitido. En la universidad de 2021 el saber se ha democratizado”, es decir, la cantidad de gente que tiene acceso hoy a la educación respecto a siglos pasados, explicó el también miembro de la Sociedad Española de Pedagogía.
Expuso que, en sus orígenes, la Universidad Nacional se dirigía a una población muy elitista en un México mayormente analfabeta, a la que, por tanto, asistía la élite y que no tiene nada que ver con lo que se ve hoy en esta casa de estudios.
Las cosas han mejorado, pero aun a inicios del siglo XXI esta cifra llegaba casi al cinco por ciento de los mexicanos con analfabetismo, es decir, hay aproximadamente cuatro millones y medio de personas que no saben leer o escribir. Además, a ellos se suman 32 millones en condiciones de rezago educativo, que no terminaron primaria o secundaria.
En este sentido, Casanova Cardiel se preguntó: ¿Qué significa que cinco millones de personas no sepan leer y escribir? No solo que no podrán leer a Borges, Paz o Fuentes, significa que no pueden leer la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que no pueden leer el código penal o el civil, el nombre de la calle o las instrucciones en la caja de medicinas.
En la educación superior, reflexionó, las cifras más optimistas indican que cuatro de cada 10 mexicanos están adscritos a una institución de educación superior, pero ¿dónde están los restantes seis? En trabajos de menor calificación, han migrado a los Estados Unidos y muchos de los jóvenes han sido reclutados por las redes de violencia de este país.
“Podemos estar muy contentos de los 100 años de educación pública en México, pero no podemos quedarnos tranquilos. Podemos celebrar el hecho, pero sí llamo a la reflexión. Los aniversarios nos permiten celebrar y pensar la educación, qué hemos logrado y qué nos falta por hacer”, finalizó.