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CIUDAD DE MÉXICO, 30 de julio de 2024.- El perfil técnico de la virtual presidenta de México, Claudia Sheinbaum, podría ser la diferencia para que los recortes al gasto público se implementen con bisturí y no con hachazos como sucedió durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, sostiene la periodista y la autora del libro La Austeridad Mata, Nayeli Roldán.
La comunicadora, que en 2017 formó parte del equipo que publicó la investigación de La Estafa Maestra, considera que durante el sexenio del actual presidente de México no se aplicó una política de austeridad en la que se buscó gastar mejor sino que realmente terminaron siendo recortes a rajatabla que se aplicaron en todos los rubros de la administración pública; sin embargo, las reducciones “más dolorosas” fueron las aplicadas al sector salud, porque estas tuvieron implicaciones directamente en vida de las personas.
En entrevista con Quadratín México, Roldán destaca que en el sector salud los recortes impactaron directamente en no contar con las medicinas suficientes, al personal médico apto, carecer de infraestructura en hospitales y con las máquinas y equipos de diagnóstico.
En La Austeridad Mata, están los testimonios, pero también las cifras oficiales, para conocer lo que implica no dar mantenimiento a los quirófanos y hospitales; esto derivó en que hubo medio millón de cirugías menos en el Gobierno de López Obrador en comparación con su antecesor.
También el hecho de que no hubo mantenimiento a los aparatos de rayos X y equipo de laboratorio, implicó que no se pudieran realizar 20 millones de estudios de laboratorio en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Finalmente son servicios que las personas tuvieron que pagar de sus bolsas o simplemente quedarse sin él”, resalta.
-Siempre insistiré en lo mismo. Efectivamente, nunca hemos tenido un sistema de salud eficiente, eficaz ni perfecto. Creo que todos quienes hemos utilizado el servicio médico público de este país sabemos que tienes que esperar a una cita médica o una operación. Pero digamos que veníamos de ahí, de ese estatus, pero lo que pasó en este sexenio es que se aumentó el nivel de carencia. Si antes tardaban quince días en tener una cita médica ahora puedes tardar meses.
Si antes los médicos no tenían las medicinas de un espectro, digamos más especializado o tratamientos muy caros, ahora no tienen ni gasas, ni el instrumental quirúrgico básico para operar.
Entonces es cierto, sí, nunca tuvimos un sistema de salud eficaz al 100 por ciento, pero lo que se vivió por falta de presupuesto o por los recortes es un aumento en las carencias que no se había visto y el cual personal de salud no lo había padecido a esa magnitud.
Además, no necesariamente tiene que ver con la pandemia, porque desde el 2019 se notó con algunos indicadores la baja en la vacunación, el desorden en las compras; entonces la pandemia vino a recrudecer en ese período lo que ocurría en el sistema de salud, sin embargo aún pasada la emergencia sanitaria no se han recuperado los niveles de atención en salud que se tenían antes del 2018.
-En realidad considero que terminamos en el peor escenario porque por un lado el Presidente pidió a todo su Gobierno que ahorrara, incluso se promulgó la Ley General de Austeridad Republicana. Pero en realidad aplicar una estrategia de ese nivel requería de un análisis muy bien preparado, se necesitaba de una cirugía con bisturí y en realidad lo que se terminó implementando fueron recortes con hachazos.
En esos recortes con hachazos lo mismo se iban gastos superfluos así como los que se consideran indispensables. Sólo por aplicar a rajatabla la idea de gastar lo menos posible, entonces es que hubo tantos errores en la adquisición de medicinas.
Se hicieron cuatro intentos y hubo tres fracasos, pero justo cada fracaso significó comprar a destiempo y más caro, así como que las medicinas llegaran más tarde. Esto te trae como consecuencia que el Gobierno del presidente López Obrador gastó 29 por ciento más en la adquisición de medicinas que en el Gobierno de Peña Nieto, pero a la par hubo desabasto, hubo cinco veces más recetas sin surtir en el Gobierno de López Obrador que en el Gobierno de Peña Nieto; entonces uno se cuestiona ¿cómo es que gastaron más?
En teoría debería de ser una buena noticia porque sería decir que se compró lo que se necesitaba, pero en realidad no fue así, no se adquirió lo que se requería y todo se compró más caro, porque algo que permaneció inalterable fue la idea de cambiar el modelo de lo que se compra prácticamente cada año.
Se aplicó mal está idea de ahorro y terminamos gastando más; hubo menos medicinas disponibles para la población.
-Yo más bien creo que todos perdieron. Es cierto que la industria farmacéutica tiene sus propios modelos y que en algunos casos por supuesto que representan sobreprecios en las medicinas, en efecto era un sector acaparado y era una buena noticia que un Gobierno quisiera entrarle a acabar con los monopolios.
El problema es que el Gobierno no supo cómo hacerlo; todo terminó en una pelea con la industria, la cual al final tuvo de todos modos que entrar. No hubo grandes empresas sancionadas porque en realidad terminaron vendiendo, porque el mercado es así, el Gobierno les tuvo que seguir comprando a las mismas empresas de siempre, pero cambiando el modelo de compra y distribución.
Entonces les compra a las mismas empresas y la distribución la contrata con empresas que no necesariamente tienen experiencia y por eso tuvimos muchas complicaciones.
No hubo tampoco ahorros, la gente se quedaba sin medicinas; entonces, se movieron los modelos de compra y entonces hasta este momento ni siquiera se ha comprobado que el último intento, que es la Megafarmacia, resuelva las adquisiciones.
Entonces todos hemos perdido, se perdieron estos seis años ligeramente en hacer intentos de cambiar en específico el modelo de adquisición de medicinas, pero en esos intentos quienes más pierden son los ciudadanos que más tienen que suplir de alguna manera los servicios y medicinas que no reciben.
-Yo creo que hay una percepción de lo que significan los servicios públicos y el derecho a estos servicios. En el caso de la salud por ejemplo, yo insistiré que siempre faltaban medicinas en las farmacias, pero era más probable que antes en tu siguiente visita o vuelta lograras el surtimiento completo de tu receta a que lo hagas ahora.
Por supuesto hay quienes consideran que es obligación del Estado que existan los medicamentos en las farmacias, pero cuando te dan el dinero en la mano como una cosa gratis, como una cosa extra, hay otra percepción, aunque finalmente ese dinero también lo terminan gastando en medicinas en algunos casos.
Tienen que ir a una farmacia, pero la percepción de que de todos modos se resuelve, porque se subsana con este dinero que te dieron en la mano, parecía que aminora el impacto de que no obtuviste un servicio público.
El gran problema es con las enfermedades más caras y con los tratamientos que son más costosos y especializados; por ejemplo, si alguien enferma de cáncer y requiere un tratamiento de meses, eso puede costar entre 300 mil a un millón de pesos. No es lo mismo que comprar insulinas o algún otro tratamiento para padecimientos crónicos.
No es lo mismos a que compres pastillas que cuestan mil pesos, es ahí donde se nota el impacto, pero también hay otra parte muy real que las personas que demandan un servicio de salud es un porcentaje menor al porcentaje de personas que vieron incrementado su salario por el aumento del salario mínimo o que recibe un apoyo social.
Digamos que este es un impacto muy fuerte para quien si le llega de manera directa alguna enfermedad que requiere tratamiento y medicinas especializadas, pero esas personas siguen siendo un porcentaje menor en comparación a toda la población; aunque el impacto pueda ser la diferencia entre la vida y la muerte de alguien.
Además creo que el periodismo también nunca intenta cambiar los resultados electorales, mi intención siempre ha sido mostrar la realidad y en este caso mostrar un libro con las pruebas oficiales y con testimonios de lo que ha estado pasando y que la gente se dé cuenta. Porque hay quien lo ha vivido de primera mano, pero hay quienes no, sin embargo eso significa que no existe.