Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 10 de noviembre de 2019.- Para hablar de la Basílica Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe hay que remontarse a inicios del siglo XVII, cuando casi 500 años después de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el Cerro del Tepeyac -en 1531-, venerarla comenzó a tomar fuerza en otras partes del país.
En el caso de San Luis Potosí, su culto inició en un altar de la Iglesia de San Francisco, gracias a Fray Juan de Lazeano, quien trajo una imagen de la morenita desde la Ciudad de México.
Entre sus devotos se encontraba Gaspar Núñez, un vecino acaudalado y Francisco de Castro Mampaso, tesorero oficial de la Caja del Rey, quienes proyectaron la construcción de una ermita a la Virgen de Guadalupe en 1654.
Sin embargo, hasta que no reunieron los fondos suficientes se comenzó a levantar la obra, la cual se terminó de construirse a finales de 1661. En ella se colocó una imagen traída también de la capital del país y se le rindió culto hasta que comenzó a cristalizarse el nuevo santuario.
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