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CIUDAD DE MÉXICO, 9 de octubre de 2019.- José Rómulo Sosa Ortiz, José José, José por su primer nombre y el otro, por su padre, fue homenajeado por su contribución a la música y cultura mexicana, este jueves en el Palacio de Bellas Artes.
Once días después de su muerte, el pasado 28 de septiembre a la edad de 71 años (1949-2019), el cantante, intérprete internacional y también actor mexicano, conocido como el Príncipe de la Canción, recibió un homenaje en un cortejo fúnebre donde estuvieron presentes el féretro con sus cenizas repartidas entre Estados Unidos y México.
En punto de las 10:14 horas, el Cuarteto Saloma arrancó el programa del homenaje Qué triste fue decirnos adiós, pero no fue hasta media hora después que al escucharse La Nave del Olvido, uno de sus mayores éxitos, Anel Noreña, su ex esposa, acompañada de José Joel y Marisol, ingresaron al vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, e inmediatamente detrás un féretro dorado que contenía los restos del cantante.
Desde temprana hora, fanáticos y no fanáticos, mujeres, hombres de todas las edades, jóvenes, familias enteras se dieron cierta para formarse en las inmediaciones del máximo recinto cultural del país y poder entrar por unos segundos para darle decirle a José José: “Qué triste fue decirnos adiós”.
Organizado por el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Cultura, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), con la intervención de la Cancillería y el gobierno capitalino, el Príncipe de la Canción, el Rey sin corona fue despedido por cientos, miles de seguidores de un personaje que dejará un legado de música popular mexicana por su fuerza y profunda interpretación que ha dejado más de una vivencia por generaciones.
José José murió lejos de México, pero parte de sus restos fueron regresados al país que lo vio nacer, para quedar así preso no en un féretro en las redes de sus canciones populares y en el gusto de los mexicanos.
Tras su muerte envuelta en polémica y diferencia familiar, finalmente sus hijos Sara Sosa, José Joel y Marisol decidieron repartir sus cenizas entre dos países, México y Estados Unidos, donde el pasado viernes en Miami.
“Uno siempre que el éxito y la felicidad siempre van de la mano, pero no es así. El éxito es como una pequeña bestia que siempre hay que alimentar, que siempre te exige más. Y la felicidad es otra cosa, es tener tiempo para estar con los que quieres…”, iniciaba la serie biográfica que contaba su vida a través de la popular plataforma Netflix.