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CIUDAD DE MÉXICO, 12 de octubre (Quadratín México).- Son blanco de muchas críticas, pero las de acero tienen un producción promedio de dos mil 500 millones, y las de aluminio una producción nacional de aproximadamente 12 mil millones. Se usan para todo, hasta para jugar “bote pateado”, pero sobre todo para guardar alimentos. Se encuentran en todos lados, en el pueblo más remoto del mundo. Y es que las latas se han vuelto insustituibles en la vida cotidiana.
Los números hablan. De los dos mil 500 millones de envases de acero, 80 por ciento se destina al sector de alimentos y bebidas, y 20 por ciento a industrias de pintura, tintas, aerosoles y pegamentos, entre otros usos.
De los al menos 12 mil millones de envases de aluminio, el ciento por ciento son destinados para la industria de bebidas, ya sean carbonatadas, jugos, néctares y cervezas, entre otras.
Esto hace que en nuestro país, el consumo de envases metálicos per cápita sea en promedio de 110 latas por habitante.
Eso podría significar que cada persona tiene su lata para jugar “bote pateado” o para usarla como alcancía o como maracas o como sonaja o para usarlas como pesas o para el uso menos imaginado.
Su diversidad de usos y aplicaciones, también ha tocado el mundo del entretenimiento. Fueron inspiración para la creación de un personaje. Quién no recuerda al “Hombre de Hojalata”, quien va en busca del Mago de Oz para pedirle un corazón, y que se volvió famoso en 1939 cuando el libro de Lyman Frank Baum fue llevado a la pantalla grande.
O quién alguna vez no ha dicho: ¡qué lata!, ¡eres un latoso!, ¡deja de dar lata!. Son expresiones que hemos usado alguna vez para referirnos a algo o a alguien que causa fastidio, hastío o disgusto.
Lo cierto es que, pese a sus detractores que la critican porque contamina el medio ambiente, que si se utilizan conservadores para mantener los alimentos enlatados, que si alteran sus propiedades, que si son causa de enfermedades, que si esto, que si lo otro, la lata hoy por hoy ocupa un espacio en la vida cotidiana.
Cumple con una de las funciones más importantes que es la conservación de los alimentos, aun cuando la gente considere un factor negativo el uso de conservadores, “finalmente reconoce las cualidades de los alimentos enlatados” y la muestra está en su confianza cuando los compran para alimentar a toda la familia”, enfatiza Cecilia Ruiz Gómez, gerente de la Cámara Nacional de Fabricantes de Envases Metálicos (Canafem).
Los alimentos enlatados cumplen su función en un envase sustentable, ecológico y económicamente viable, pues hoy en día la dieta está compuesta por los chiles en vinagre y frijoles en lata”.
Son muchos los alimentos que se envasan en una lata, productos del mar, como atún, mejillones, sardinas, calamares, salmón; u otros como paté, frutas, postres, jugos, carnes, entre otros productos. Mismos que lejos de disminuir la producción de latas, ésta en los últimos 10 años haya tenido un crecimiento sostenido.
Sobre los envases, Cecilia Ruiz señala a la Agencia de Información Quadratín México que cada día surgen “nuevas alternativas y cada uno cumple una función, no tan excelente como lo hace la lata, pero para todo hay necesidad”.
Los “hay para un producto fresco, para uno de consumo inmediato como es la leche, para los refrescos, está la botella de PET. Finalmente cada uno cumple una función social, no es uno contra otros, cada uno tiene una función diferente”.
“Como cámara estamos promoviendo la sustentabilidad de los envases en cualquier nivel, porque hoy en día estamos seguros que la lata no es un envase antiguo, está vigente en nuestros días y es necesario para nuestra sociedad”.
Las empresas que conforman la industria del envasado metálico en México, destinan año tras año una importante inversión para desarrollar tecnología y modernizar la planta productiva, lo que permite contar con mano de obra altamente tecnificada.
Tecnología que ponen a los envases metálicos a la vanguardia en diseño y seguridad a grado tal que son considerados punta de lanza en materia de tecnología para muchos países de América Latina.
Por ello, la seguridad de que las ventajas y bondades que poseen esos envases, “son percibidas por la sociedad cuando alimentan a toda la familia al comprar desde los frijoles, el atún, la sardina, los chiles en vinagre, las sopas, las frutas en almíbar, que forman parte de la dieta”. Es innegable la confianza total que el consumidor tiene.
La industria de envases metálicos en México se ha consolidado desde hace 100 años, de tal manera que el país es punta de lanza en tecnología y en envases para los mercados de América Latina. “Actualmente llegamos a Europa, Asia, Estados Unidos y Canadá”.
Toda América Latina utiliza envases metálicos mexicanos, “es una industria consolidada con diversidad, con costos accesibles, con toda la tecnología y capacidad para proveer ese tipo de mercados”, asegura la gerente de la Canafem.
Es una industria sostenida, que además de avanzada con un grado de tecnificación alto, “da empleo a técnicos profesionales con elevados niveles de especificidad; los técnicos en la fabricación de latas son atesorados”.
Es también “una gran generadora de empleos”. La industria de los envases metálicos genera 25 mil empleos directos e indirectos que benefician a numerosas familias que viven de ella.
Por su naturaleza, refiere el libro de la Canafem, el sector de envases metálicos de México exporta de manera indirecta, a través de las marcas, una amplia gama de productos alimenticios enlatados.
De forma directa envases, tapas y tapones, hacia diferentes países: Estados Unidos, Canadá, Centro y Sudamérica, países del Caribe, a Europa, Medio Oriente y Asia.
Las exportaciones de esta industria ascienden a 590 millones de dólares anuales, mientras que las importaciones se encuentran en el orden de 250 millones de dólares, situación que convierte en superavitaria a la balanza comercial del sector.
Cabe mencionar que las plantas productoras de envases de acero se encuentran en el Distrito Federal, Tamaulipas y Sinaloa; las que fabrican de aluminio en Querétaro, Jalisco, Baja California y Zacatecas; y las que producen envases de ambos metales se ubican en el Estado de México y Nuevo León.
Algunos datos más que nos dan el parámetro de su producción, tecnificación, practicidad e importancia es que: a una velocidad de dos mil latas que se producen por minuto, se imprimen más de 30 por segundo.
La tolerancia del espesor de las paredes de una lata se controla en diezmilésimas de pulgada (es decir, mucho menor al grosor de un cabello humano).
Si pusiéramos en línea recta la producción anual de latas de aluminio en México, las 12 mil millones, daríamos una vuelta y media de la Tierra a la Luna.
Aunque una lata tenga algún golpe o abolladura no sufre ningún daño en su interior, gracias a sus recubrimientos. El barniz evita que el alimento tenga contacto directo con el metal.
Debido a las características de las latas de acero y de aluminio, se puede hacer un apilamiento vertical u horizontal, lo que se traduce en un gran ahorro de espacio en su almacenamiento y transportación.
Además de alimentos, los envases metálicos contienen de una manera segura sustancias como gasolina, solventes y todo tipo de aerosoles.
Por todo esto, asegura Cecilia Ruiz, los alimentos enlatados cumplen su función, al estar envasados en una lata que es sustentable y económicamente viable.
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