Visión financiera/Georgina Howard
La investigación contra Zaldívar
Fue el propio Andrés Manuel López Obrador, quien reconoció el 21 de febrero de este año, que cada vez que quería hablaba con Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para pedirle, “con todo respeto” que solicitara a jueces y magistrados el otorgamiento de fallos favorables a su gobierno.
Para un mandatario de talante cínico, como es el del tabasqueño, eso no significaba intromisión alguna, a pesar de que evidentemente representó una penetración del poder ejecutivo, que él encarna, sobre decisiones del poder judicial que, al menos en la Constitución, es autónomo, lo cual para López Obrador es una falacia, claro está.
“Cuando estaba el ministro (Arturo) Zaldívar, de presidente de la Corte, había más recato, cuando había un asunto de este tipo, nosotros respetuosamente interveníamos. Se hablaba con él y podía, reeeeespetuoso de las autonomías, de los jueces, pero pensando en el interés general, pensando en la justicia, en proteger a los ciudadanos, ante el crimen, hablaba con el juez y les decía: cuidado con eso”, señaló sin pena alguna López Obrador.
La Barra Mexicana, Colegio de Abogados, destacó que la intervención del presidente de la República en procesos judiciales, apoyado por Zaldívar constituyen una clara violación a los principios de independencia y autonomía del poder judicial de la federación.
El organismo de abogados acusó que hay un conflicto de interés entre el jefe del Ejecutivo federal y quien era presidente de la Corte.
Zaldívar dijo que todos en esa barra “son conservadores”, pero ni siquiera pudo exponer un argumento jurídico en su defensa, se limitó a repetir el señalamiento trillado de López Obrador, de que son “conservadores”, quienes no lo obedecen. Así de cínico.
Su salida como magistrado de la Corte, sin que mediara una causa de fuerza mayor, como marca la legislación relacionada con el poder judicial, sino que se realizó en función de su adhesión al equipo de campaña de Claudia Sheinbaum, no sólo representa una violación jurídica, sino la comprobación evidente de que Zaldívar siempre sirvió a López Obrador.
Nadie impide a un ciudadano militar en cualquier partido o formar parte del grupo político que le venga en gana, pero lo que sí es absolutamente inadmisible, es que el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación actúe en favor, y por consigna, de cualquiera de los otros dos poderes de la unión, como ya lo reconoció abiertamente López Obrador.
En la lucha encarnizada, en la que se encuentran Norma Piña, actual presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Zaldívar, han trascendido las causas que indaga el poder judicial, en relación a actos de corrupción cometidos por el ahora miembro del equipo de Sheinbaum.
De acuerdo con información publicada por el diario Reforma este jueves, Zaldívar presionó a jueces para que no otorgaran amparos que afectaran al gobierno de López Obrador en su determinación de construir el Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA).
La denuncia, de la cual no se da a conocer el nombre o los nombres de quienes la presentaron, es analizada por el Consejo de la Judicatura de la Federación y en ella se señala que, por órdenes de Arturo Zaldívar, el secretario general de la presidencia del Consejo, Carlos Antonio Alpízar, amagó a los magistrados Jorge Arturo Camero Ocampo y Amparo Hernández Chong, quienes se negaron a obedecer tales instrucciones.
Los magistrados fueron amenazados para que no se pronunciaran en favor de amparos y recursos legales que frenaran la construcción del AIFA. Ante la negativa de los togados, de mantener su independencia, pronto recibieron represalias.
En el caso de Camero Ocampo, incluso se reactivó una supuesta denuncia por corrupción que ya se había desechado. Es decir, fue juzgado dos veces, por el mismo delito, que nunca fue confirmado. Meses después, el magistrado falleció de cáncer, sin que se reconociera por segunda vez su inocencia.
Para Amparo Hernández, la situación también fue complicada, pues fue removida del Sexto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa al Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil, especialidad en la cual no tiene experiencia suficiente.
Ya trepado en el equipo de Sheinbaum, Zaldívar, apoyado por el presidente López Obrador, se ha dedicado a denostar a Norma Piña, por la investigación que se le sigue en el Consejo de la Judicatura y la acusa de actuar en favor de la candidata presidencial de la oposición Xóchitl Gálvez.
¿QUÉ PASÓ EN EL PISO 14 DE LA JUDICATURA?
En información adicional, Xóchitl pidió que se investiguen las reuniones secretas entre los operadores de Zaldívar y jueces, en el piso 14 de la sede del Consejo de la Judicatura.
De acuerdo con lo señalado por Gálvez al diario mencionado, durante esos encuentros subrepticios el equipo de Zaldívar presionaba y chantajeaba a magistrados para que otorgaran fallos en favor de la construcción del AIFA, que había sido impugnada.
Acusó que el presidente de la República siempre se ha quejado de la corrupción en el poder judicial y precisamente durante la gestión de Zaldívar es que se han presentado mayores casos de corrupción.
Así las cosas, Zaldívar será la cabeza para que los legisladores de Morena y sus aliados, demanden juicio político en contra de Norma Piña que, de prosperar, le puede causar su salida de la Corte, si se agotan todos los argumentos legales para contravenir ese proceso.
Zaldívar no puede demostrar que la Corte y Norma Piña intervengan en los comicios, porqué la investigación en su contra sólo tienen que ver con la aplicación de la justicia, que investigará casos de corrupción. Nadie lo juzgará por ser parte del equipo de Morena que busca la presidencia, pero sí se le demuestra que chantajeó y presionó a jueces, se le deberá iniciar proceso.
La prueba más evidente de que su actuación no era independiente, la dio el mismo López Obrador, al desnudar que Zaldívar actuaba bajo sus órdenes. Esa deshonestidad siempre acompañará a Zaldívar mientras viva.