Visión financiera
¿Quién puede conocer mejor los sitios donde es necesario fortalecer la videoseguridad? Sin ninguna duda, las y los ciudadanos, así como las autoridades policiales y de procuración de justicia.
Por ello, escucharles y tomar en cuenta sus opiniones y necesidades será fundamental al momento de definir la ubicación de las nuevas cámaras de videovigilancia que forman parte del proyecto de seguridad de la Ciudad de México durante los siguientes seis años.
La instrucción de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, es concreta: profundizar los resultados en seguridad alcanzadas con la política pública implementada en su momento por la ahora presidenta Claudia Sheinbaum.
Los cuatro ejes ya conocidos —atención a las causas, más y mejor Policía, inteligencia policial y coordinación interinstitucional— se fortalecen con una estrategia centrada en la tecnología, con la meta de alcanzar 150 mil cámaras en el 2030.
Actualmente, en el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) operamos 83 mil 400 dispositivos, que contribuyen a la disuasión de posibles actividades delictivas, así como al registro de faltas cívicas, accidentes viales u otras incidencias urbanas como manifestaciones o vialidad.
Ejercicios ciudadanos como los impulsados por Brugada con el Zócalo de Gobierno Ciudadano y el Casa por Casa permiten conocer de primera mano las necesidades de la población. Entre las peticiones constantes a la mesa del C5 está precisamente la colocación de cámaras.
Involucrar a la comunidad en la determinación de los puntos de instalación es esencial. Legitima las acciones gubernamentales y promueve la transparencia en la gestión pública. Además, los residentes locales poseen un conocimiento detallado de las áreas con mayor vulnerabilidad, lo que permite una asignación más efectiva de recursos.
Cuando la comunidad es consultada y sus opiniones valoradas se incrementa la aceptación de las medidas de vigilancia y se fomenta la confianza en las autoridades.
Con una mística de atender a poblaciones vulnerables, como las niñas, niños, adolescentes y mujeres, lo que llamamos el “sembrado” de cámaras tendrá como prioridad las inmediaciones de escuelas, mercados, puntos de movilidad o senderos seguros.
La instalación de cámaras de videovigilancia en espacios públicos debe ser un proceso cuidadosamente planificado para reforzar sitios de incidencia delictiva e inhibir conductas antisociales.
En ese proceso, la tecnología no será suficiente sin la intervención decidida de la ciudadanía.