Las Roscas de Reyes fitness, entre tradición y nuevas delicias
Mi mente no tiene reposo, va y viene desmadejada. Vuela zigzagueante como mariposa y se sostiene, sin peso ni aliento, en la atmósfera eléctrica de las neuronas. Sin concentración, el desconcierto es mayúsculo; una caída vertiginosa de final incierto.
En mi mente sin control resaltan las impresiones recientes. Son imágenes vertiginosas que recorren la escala sentimental. La muerte en el primer sitio en su recorrido cotidiano y devastador por las regiones del país. Y el miedo consecuente, el miedo a la vida insegura.
Mi mente sin reposo tiende al horror y al llanto. Se inclina al abismo y mira inmensos espacios en la oscuridad de silencios. La crisis anida en el movimiento mental sin concierto. Anida la angustia con sus tentáculos “constrictor” que envuelven y ahogan.
Un tentáculo es el deber ser; otro el stress en el tráfico citadino, el combate por los espacios urbanos. Uno más, la libertad personal. Serpientes amenazantes como una medusa mitológica.
Con mi mente de vómitos reptilianos, leo en “Vivir” de Julio Scherer la desmemoria de García Márquez, el derrumbe mental de la genialidad literaria; el derrumbe del ayer y el hoy, el desvanecimiento de la conciencia. Me asalta el estertor de las lágrimas.
ASIDERO
Para atar a “la loca de la casa”, penetro en los aires mexicanos volando sobre selvas neblinosas, siguiendo el curso de los ríos; extasiado en los lagos michoacanos; mirando las piedras de lumbre de Chihuahua y sus abismos geológicos, los rubios desiertos de Sonora y los estallidos del mar en los acantilados de las costas. Contemplando, con Carlos Fuentes, “la creación del mundo contada por los soles de la cosmogonía mexica”.
Mi mente reposa un instante. Descansa el serpentario. Se diluye, se evapora.
Duerme, duerme con un cansancio de generaciones; duerme con fatiga de plomo, con un deseo latente de abrir los ojos a la luz sin fin. Duerme en el limbo de la inocencia.
Mi mente reposa, duerme. En su sueño, rescata el nacimiento de la vida. Desciende en las corrientes marinas a platicar con las ballenas y permanece en el fondo jugueteando con las caracolas.
Silencio. Las neuronas duermen.
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*Jaime Alejo Castillo, periodista y escritor, es actualmente vocero de la Procuraduría Agraria. (Noviembre 9 de 2012)