Libros de ayer y hoy
Determinar quién fue el ganador en el debate para la vicepresidencia de Estados Unidos entre el actual vicepresidente demócrata Joe Biden y el congresista republicano Paul Ryan no se necesitan sondeos de opinión pública ni de especialistas políticos.
Si queremos medirlo por el tema migratorio, los latinoamericanos fuimos los perdedores. Ahora, como “gringos” podemos escoger al ganador, pero antes…
Se dice que Biden sacó una ligera ventaja sobre Ryan, pero fue al revés. Me explico: su aparente ventaja se debió a su vejez y estar activo en la política, o sea, madurez y experiencia al día.
Además, la posición privilegiada de ser vicepresidente es una gran ventaja, como también de haber participado en debates anteriores a la presidencia, que por cierto fue el bufón. De hecho, ya en la administración ha metido al presidente Barack Obama en apuros por bocón.
En este debate, sus excesos de bonachonería lo llevaron a ser el perdedor, aunque en apariencia sea lo contrario.
Y es que alguien que rasca los setenta años de edad y se comporta de esa manera; riéndose burlonamente y encimándose sobre la conversación de otro cuando se están tratando asuntos serios que incluye a los demás, exhibe impertinencia de viejo necio por no afirmar que padece de monomanía. En esa situación ya no importa tanto la experiencia o los años de vida. Ya hemos tenido a personajes muy informados e inteligentes en la historia con ese defecto que han causado catástrofes sociales.
Independientemente que Ryan no se hubiera comportado con el temple suficiente; Biden quedó como un chocarrero. El tener información de primera mano y estar en la jerga política es muy diferente a tener un buen juicio y cordura.
Sobre Ryan. Sí, parecía que con su carita de ratón ya no quería más queso si no salir de la ratonera. Tan es así que, casi se toma sus tres vasos de agua. Era obvia su tensión. En comparación con Biden, quien no dio un sólo sorbo a los dos vasos que él tenía. A Ryan se le secaba la boca y a la mejor eso le producía mal sabor ¿sería por eso que en cuanto acabó el debate sacó de su pantalón un chicle y como por arte de magia se lo llevó a la boca?Eso se pude entender si se considera que para el joven Ryan era su primer debate a este nivel, porque incluso la moderadora en momentos parecía cargarle más la mano.
Si queremos determinar quién fue el ganador, tenemos que tomar factores que en el futuro pudieran ser determinantes no sólo en apariencia, sino a la consecuencia de actitudes que pudieran acarrear reacción adversa en los demás. En ese aspecto, Ryan demostró ser más ecuánime y serio. La experiencia y los años llegan solos. Tiene tiempo, Biden no.
Se puede escoger a un candidato por preferencia política o por un interés en particular. Pero Ryan, a fin de cuentas, demostró tener cierto temple hasta para aguantarse ir al baño. No se trata de estar del lado del más frágil por sentimentalismos, pero si el supuesto débil demuestra seriedad y ecuanimidad, eso en determinado momento podría ser mejor garantía en la toma de decisiones difíciles y complejas.
¿Se imagina a Biden de llegar a presidente a falta de Obama con su risa de guasón cuando le estén lanzando “تهدد” (amenazas)? Ahora que Obama no está pasando por su “momentum” y el país no vio mucho “change”, no necesitamos de risotadas. Así que los sondeos de opinión y de especialistas salen sobrando, saque su propio juicio sino como gringo o partidista, como persona ecuánime.
QMX/rmf/oab