Ráfaga/Jorge Herrera Valenzuela
Se ha hablado mucho de las elecciones de Estados Unidos. Se dice que fueron un ejemplo de democracia, civilidad política y derroche de tecnología. Pero ojo, eso no necesariamente implica un beneficio sustancial a la sociedad como la estadounidense, de acuerdo a su tradición imperialista.
No tanto porque el Colegio Electoral, tan criticado por otros países como México. Cuente con reglamentos imperfectos, que a fin de cuentas determinan el ganador, y se respeta.
Sino por que EU podría estar contagiándose del síndrome “democrático latinoamericano”: el del populismo. Donde la gran mayoría, los supuestos menos favorecidos, eligen a sus representantes en función a promesas paternalistas.
Detrás del ejemplo democrático electoral de EU, se podría estar escondiendo la decadencia del país. Que independientemente de sus defectos imperialistas sigue atrayendo hasta a sus más acérrimos críticos, que por fin podrían ver caer al imperialismo desde adentro.
En las llamadas elecciones democráticas estadounidenses está imperando la influencia racial y convenenciera de las minorías, que juntas son mayoría, lo que le dio el gane a Barack Obama. Por supuesto que todos deben de votar de acuerdo a sus necesidades o ideologías políticas, pero muy diferente es votar para sacar provecho a lo que se critica.
Aquel país que reflejaba bienestar y atraía a gente de todo el mundo, dejará de serlo si se impone la voluntad de los de “abajo”, que cada vez son más y no precisamente porque los ricos sean más ricos.
Obama se ha estado encargando de desprestigiar al rico, en lugar de invitar a emularlo; lo convirtió en villano, fue parte de su tema de campaña y lo sigue siendo después.
Y no se cansa de repetir que los ricos deben de pagar más impuestos. Que, como sabemos, proporcionalmente pagan menos. Solo le falta decir que la contribución de un solo rico supera por mucho a muchos de bajos recursos, juntos. También le falta aclarar que un rico o millonario no depende de los programas de su gobierno. Por ejemplo, no necesita de su Obamacare, pues paga por su cuenta su médico y sus medicinas. De que no solicita becas para estudios universitarios. De que no vive de estampillas (vales) de comida. De que no califica para el pago de vivienda. De que no se forma para solicitar compensación por desempleo. Por supuesto este sector “pobre” no paga impuestos. A los que Romney se refería que son el 47%. Que si existen, que se les ve en los supermercados todos los días pagando con estampillas o una tarjea de debito (Link) con el carrito lleno, mientras que los demás llevan la comida contada.
¿Cómo ganó Obama? Con retorica populista y logística; un ejército de voluntarios necesitados y sindicatos en su campaña. Que es donde reside el voto de las minorías. El voto de los afroamericanos le dio el 97%, ¡EL 97 POR CIENTO! ¡Ah jijo! ¿Y se quejan de racismo blanco?
Para corroborar esto citemos al hijo del muy reverendo activista Jesse Jackson. Un junior afroamericano congresista por Illinois, que resulto reelecto en las pasadas elecciones a pesar de estar en tratamiento por padecer bipolaridad II depresiva. Enfermedad que lo llevó a desaparecer del escenario político por meses, pero aun así pudo regalar con dinero de las compañas políticas un reloj Rolex a una amiga con valor de 40 mil dólares. Y de arreglar su casa en Washington DC para después intentar venderla por un cuarto de millón de dólares, por lo que está bajo investigación federal, y aun así su comunidad “exigente” lo reeligió ¿Cómo? Pues votando sin más que fijarse en el color y por querer tener a uno de los suyos en un puesto de influencia para que les brinde las ventajas que da, hasta ahora un país con posibilidades.
En relación a los latinos. Obama nos calentó la cabeza con las declaraciones que hizo Romney sobre las auto deportaciones, cuando él es el campeón en ese sentido. Y aun así promete una reforma migratoria INTEGRAL cuando sabe que va a tener una Cámara de Representantes en contra.
También contó con el voto de los jóvenes de entre 18 y 29 años de edad, en su gran mayoría liberales y desorientados de la realidad que les espera. Con necesidades que solo el gobierno les podrá brindar o, los ricos. Solo que cuando el gobierno agote sus recursos y los ricos no quieran pagar más impuestos como quiere Obama para su sueño de nación. Pues bien fácil, más promesas populistas, al fin y al cabo le van a sobrar los pobres y así sí se ganan elecciones. Y del 47% de pobres pasemos a un 80%, como en nuestros países latinos.
Pues sí, es muy cierto, EU cuenta con un sistema electoral cuestionable, con civilidad política y recursos tecnológicos, lo que podría ser superado por un populismo que abusa del sistema. Ahora que los viejos blancos son minoría, probablemente vean desvanecer el sueño americano que una vez les tocó vivir. Lo que podría haber sido una cultura predomínate, será un revés para la democracia envidiada y criticada.
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