CARTAS DESDE CHICAGO: Estela de pus

25 de noviembre de 2012
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10:03

La conmemoración de la Revolución Mexicana, la más reciente y última del presidente Felipe Calderón Hinojosa, se celebró este pasado 19 y no el 20 de noviembre. Además, a él le toco el honor hace dos años de conmemorar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.

Para celebrar los 200 años del inicio de la Independencia mando construir el Arco monumento al que apodaron provisionalmente Estela de Luz, nombre que se le quedó pero también podríamos llamar “estela de pus”, porque proyecta algunos aspectos del gobierno calderonista.

La estética del monumento en sí, sería lo de menos, de hecho no esta tan peor. Podría estar a la altura de la zona cero en Nueva York, lugar donde terroristas derrumbaron a las torres gemelas. En nuestro caso no sería para recordar a inocentes caídos, sino que estas conmemoraciones heroicas en México se convirtieron en un recordatorio a los narcos caídos y a la corrupción. Y ejemplo de cómo se manejan los fondos públicos. Como muestra el mismo monumento que se tardó 15 meses para su inauguración (7 de enero de 2012), y de su inversión inicial de 200 millones de pesos pasó a mil 500 millones de pesos.

La diferencia con Nueva York consiste en que la opinión pública en México quiere derrumbar al monumento y no los terroristas o narcos, por ser una obra representativa de corrupción e ineficiencia. Lo que podría reflejar en parte al gobierno saliente en el renglón de seguridad, no tanto por los narcos caídos, sino por la cohesión de estos con las fuerzas del orden, y el desorden entre estos últimos.

De acuerdo con el discurso de convocatoria para el monumento Calderón dijo: “2010 será el año de la Patria; en él festejaremos el inicio del Movimiento de Independencia, gracias al cual nuestro país conquistó la libertad y la soberanía (…) También el Centenario del inicio de la Revolución, epopeya en la que los mexicanos reivindicamos el sufragio y las garantías individuales, además de los derechos sociales y la soberanía de la Nación”.

El discurso presidencial contradice los resultados desde sus cimientos. Por donde quiera que se le oprima al monumento en lugar de dar luz le sale pus. Claro, no hay que echarle toda la culpa a Calderón de cómo somos los mexicanos, porque estaríamos desviando los señalamientos certeros al otro deporte nacional, que es tirarle a los políticos. Pero es que Calderón a veces no quiere ver más allá de la luz que le da su monumento anticrimen. Y la muestra es el mismo planeamiento, ejecución y costo del monumento. Pura retórica que a fin de cuentas no coincide con la realidad.

Calderón en la evocación a la Revolución resaltó la labor heroica de las fuerzas armadas contra el crimen organizado, cuando a las fuerzas de seguridad si se les aprieta también les sale pus. Entiéndase como pus un líquido espeso verdusco, compuesto por suero, células muertas y otras sustancias que brotan de una anatomía infectada.

No se diga de la Secretaria de Seguridad Publica que sin apretarle, su titular Genaro García Luna la escupe. Donde la experiencia no sirvió de nada para controlar la podredumbre interna que contribuye a la descomposición de la estructura social, cuando su función es: diagnosticar y dar tratamiento para erradicar la infección y así justificar su existencia según su propia misión que es: “prevenir la comisión de delitos, desarrollar la política de seguridad… proponer su política criminal, administrar el sistema penitenciario federal (sobre todo en fugas)”. Y es que tienen que ser las autoridades las primeras en dar el ejemplo.

Lo monumental de los acontecimientos en la descomposición social ante el tamaño y costo del monumento, este se quedó chico. Donde vemos enfrentados a la Policía Federal y a la Procuraduría General de la Republica. La SSP, Secretaria de Marina, el Ejército y los cuicos de baja escala.

Se dice que durante la conmemoración de la Revolución en el Zócalo de la Ciudad de México hubo una alegoría que será la nota sexenal, y sucedió cuando en el desfile más militar que cívico o deportivo como antes, después de que pasaron cientos de caballos dejando su producto fecal, al descender dos helicóptero en la explanada este producto fue a dar directo al palco de honor.

Podríamos hacer bromas pesadas a costa de Calderón como desahogo, pero la realidad es que a los mexicanos las conmemoraciones y monumentos no nos han servido de nada para sacarnos el pus. Ahora con el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto regresa el PRI, principal infestado y junto con pegado la Secretaría de Gobernación que una vez contaminó a los cuerpos de seguridad, amenaza con volverlos a reunir.

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QMX/rf

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