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Pueblos, tributos e invasiones
@guerrerochipres
Decisión y un pertinente empleo de los recursos humanos y tecnológicos hacen posibles resultados como los obtenidos en la Ciudad de México en materia de seguridad.
Hay un adecuado equilibrio entre la atención a las causas generadoras de la delincuencia y una eficacia estratégica en la detención de los generadores de violencia y desmantelamiento de grupos criminales de alto impacto detectados en su operación en la capital nacional.
Algunos de ellos incluso fueron ubicados y documentados periodística y policialmente desde hace más de ocho años, aunque fue durante la administración local de la ahora Presidenta Claudia Sheinbaum cuando se reconoció su presencia y, en consecuencia, hubo una política de seguridad encaminada a enfrentar sus actividades.
El informe de seguridad presentado esta semana por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, muestra datos contundentes, no sólo en cuanto a la disminución de la incidencia delictiva de alto impacto —del 66 por ciento entre 2018 y enero de 2025 en su promedio diario—, sino también en la captura de este tipo de criminales.
El Secretario de Seguridad Ciudadana, Pablo Vázquez, y la Fiscal General de Justicia, Bertha Alcalde, detallaron la detención de 2 mil 966 personas vinculadas a delitos graves, 167 de ellas integrantes de grupos criminales de alto impacto, además de 374 cateos en donde se decomisaron armas, drogas y vehículos.
Afectaciones a la operación del crimen organizado, del cual forman parte grupos como la denominada Unión Tepito, el cártel de Tláhuac, Las Balta, Los Rodolfos o Fuerza Anti-Unión.
¿De qué tamaño son las aspiraciones de seguridad de un Estado, entendido como el detentador del monopolio del uso de la fuerza legítima y garante de la tranquilidad patrimonial y personal de las y los ciudadanos?
Esa proyección de seguridad depende de la definición precisa, apegada al marco jurídico, de las fronteras de la legalidad, sin lugar para la operación de grupos delictivos. En términos simples, del lado de la ley y la justicia todo tiene cabida, en el espacio contrario esas acciones deben ser investigadas, perseguidas y sancionadas.
La capacidad para hacer cumplir esos límites refuerza un sentido de pertenencia al definir el “nosotros” frente al “ellos”.
Un modelo de seguridad del cual el fortalecimiento de las capacidades de inteligencia y operativas, así como el apoyo de la videovigilancia desplegada desde el C5 son fundamentales.
La CDMX marca fronteras a la operación delincuencial.