Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de abril de 2019.- “La gracia que se os ha concedido de enseñar a los niños, de anunciarles el Evangelio y de educar su espíritu religioso es un gran don de Dios”, decía San Juan Bautista de la Salle, fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (Hermanos Lasallistas / lasallanos) y patrón de los educadores. Su fiesta es cada 7 de abril.
De acuerdo a la Agencia Católica de Informaciones, San Juan Bautista de la Salle nació en Reims (Francia) en 1651 en una familia acomodada. Desde pequeño deseó ser sacerdote. Se graduó como Maestro en Artes e ingresó al Seminario de San Sulpicio en París. A los 19 años murieron sus padres y tomó la responsabilidad de educar a sus hermanos menores.
Fue ordenado sacerdote a los 27 años. Con el tiempo parecía que ocuparía altos cargos eclesiales, pero veía que Dios lo llamaba a los más pobres. Es así que se empieza a reunir con un grupo de maestros, brindándoles formación humana, pedagógica y cristiana.
El 24 de junio de 1681, Juan Bautista de La Salle y sus maestros inician vida en comunidad en una casa alquilada, hecho que marcaría el nacimiento de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Dentro de sus reformas en la educación, el Santo introdujo la enseñanza de niños en grupo, ya que hasta ese momento se instruía a cada niño por separado, inició una escuela gratuita en París para muchachos pobres y fundó universidades en Reims y Saint-Denis para maestros.
Por ese entonces cayó una hambruna terrible en Francia y el Santo repartió todos sus bienes para ayudar a los necesitados.
En 1686, ocho de sus seguidores emitieron sus primeros votos en la compañía que San Juan Bautista fundó y el 15 de agosto consagró su comunidad a la Virgen María.
Solía viajar a pie solicitando alojamiento y alimento. Su sotana y su manto eran tan pobres y descoloridos, decían, que un necesitado no se los hubiera aceptado como limosna.
Pasaba muchas horas en oración y les insistía a los miembros de su comunidad que lo que más éxito consigue en la labor de un educador es orar, dar buen ejemplo y tratar a todos como Cristo lo recomendó en el evangelio: «haciendo a los demás todo el bien que deseamos que los demás nos hagan a nosotros». El 7 de abril de 1719, Viernes Santo, partió a la Casa del Padre. Sus últimas palabras fueron: “Adoro en todo la voluntad de Dios para conmigo”. Fue canonizado el 24 de mayo de 1900, día de la Virgen, y el 15 de mayo de 1950 fue nombrado Patrono de los educadores.