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MADRID, 12 de octubre (Quadratín México).- España celebró el día de su Fiesta Nacional marcada por la austeridad del tradicional desfile militar debido a la crisis económica, que obligó a rebajar el presupuesto de 2.8 millones de euros, el año pasado, a 900 mil en el presente.
Sin exhibición aérea, sin vehículos acorazados ni blindados y con la participación de unos dos mil 600 militares -400 menos que el año pasado- el desfile transcurrió con más tranquilidad y frialdad que en ediciones anteriores.
Como cada año, el rey Juan Carlos y la reina Sofía presidieron los actos con los que se conmemora el Día de la Hispanidad, acompañados por el príncipe Felipe, heredero de la Corona de España, y su esposa, la princesa Letizia.
Mariano Rajoy, que apareció en su primer desfile como presidente del Gobierno español, fue recibido en silencio por el público, frente a los tradicionales pitidos y abucheos que le dedicaron a su antecesor en el cargo, José Luis Rodríguez Zapatero, durante sus últimos años de mandato.
La ausencia que más llamó la atención en la tribuna presidencial fue la de la infanta Elena, que siguió el desfile junto a otras autoridades, y tampoco estuvo presente en la línea de saludo en la recepción posterior ofrecida por los reyes en el Palacio Real.
Fuentes de la Casa del Rey señalaron que no es necesario que la infanta participe necesariamente en los actos oficiales en los que la representación de la Familia Real corresponde a la jefatura del Estado, en los que, a partir de hoy, estarán presentes sólo los reyes y los príncipes.
Tampoco, como ya se anunció, acudió la infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarín, que fue apartado por la Casa Real de los actos oficiales a mediados del pasado diciembre por su imputación en un caso de corrupción.
El desfile comenzó con la interpretación del himno nacional español, seguido de un solemne acto de homenaje a la bandera y a los caídos en acto de servicio, que culminó con el sobrevuelo de la patrulla Águila, dibujando en el cielo los colores de la bandera española.
Después, los dos mil 600 militares de los tres ejércitos y de la Guardia Civil, con unos 50 vehículos ligeros, entre motos y coches, comenzaron su desfile, que se desarrolló entre las céntricas plazas de Atocha y Colón de Madrid, en un recorrido 150 metros inferior al del pasado año.
No faltaron los efectivos de la Legión, con su tradicional ritmo de 160 pasos por minuto acompañados por su mascota -un carnero-, y los Regulares, con su ritmo lento de 90 pasos por minuto.
También marcharon efectivos de la Brigada Paracaidista que participaron en la misión de Afganistán, de la Guardia Real, de la jefatura de Tropas de Montaña y de las academias militares del Aire, Tierra y la Armada.
Cerraron el desfile unidades a caballo, con un escuadrón Hipomóvil de la Guardia Real y un escuadrón de Sables de la Guardia Civil.
Los recortes impidieron ver este año a los aviones y helicópteros, el tradicional salto de los paracaidistas con la bandera española o el paso de carros de combate por el asfalto de las calles madrileñas.
Tras el desfile, los reyes de España ofrecieron una recepción en el Palacio Real para conmemorar este día, que se celebra bajo el lema “Nuestra fuerza somos todos”.
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