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CIUDAD DE MÉXICO, 24 de agosto de 2016.- El debate sobre el uso del burkini en Francia y la restricción para hacer topless en algunas playas de Estados Unidos y Río de Janeiro, en Brasil, figuran como uno de los problemas más extremistas y contradictorios incluso en esta época, donde la libertad de expresión de las personas, principalmente de las mujeres, está siendo censurada.
El burkini es un traje de baño que fue diseñado específicamente para las mujeres musulmanas, el cual sólo deja al descubierto manos, pies y cara; fue creado por la diseñadora australiana Aheda Zanetti en el 2003; y el nombre se deriva por el conjunto de palabras: burka y bikini.
El topless es la acción de desnudarse de la cintura para arriba, donde las mujeres muestran libremente el busto; tanto el uso del burkini como hacer topless, eran dos acciones permitidas sin problema en las playas; sin embargo, algunos países comienzan a oponerse desde comienzos de la década.
A finales del año 2013, la directora de cine Lina Esco publicó su largometraje americano Libera el pezón (Free the Nipple), iniciando una campaña en el que se buscaba eliminar el tabú donde se sexualiza la parte superior del cuerpo femenino, movimiento al cual se han sumado celebridades como Rihanna y Miley Cyrus.
Mientras las brasileñas y estadounidenses se desnudan para ejercer su derecho de hacer topless, al otro lado del continente multan a las musulmanas por ir tapadas; todo con el fin de evitar más atentados en Francia, por lo que se ha prohibido el uso del burkini –hasta el momento– en cuatro localidades de Francia: Cannes, Villeneuve-Loubet, Sisco y Le Touquet, donde la cacería continúa para ejercer presión sobre la comunidad musulmana.