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GUADALAJARA, Jal., 16 de noviembre de 2020.- Desde los 6 años de edad, y gracias a su abuelo, el arte ha rodeado el entorno de Daniel Carrillo. Desde la música, cuentos narrados por su abuelo, plastilina y hasta pinturas en la pared, fueron los pilares que formaron su vocación artística.
Su papá que se dedica a la joyería de plata. Lo jaló a su taller como ayudante, trabajo que hasta la fecha ejerce.
Más adelante, ya en la universidad, llegó la fotografía. Comenzando con cámaras análogas y rollos de 36 exposiciones, David pudo explotar su creatividad.
“Ahí siento que es lo mío, que es parte de mí y es algo que se me da muy fácil. Desde la primera vez que puse un rollo a la cámara sentí que todo venía de forma natural”, narra el fotógrafo tapatío.
Con la práctica y la experimentación de técnicas, conoce la clorotipia, método alternativo para la reproducción de imágenes y/o fotografías sobre hojas vegetales, sin la necesidad de químicos industriales.
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