José Gonzalo Espina, formalmente director de Cecati
CIUDAD DE MÉXICO., 30 de marzo de 2017.- La delincuencia organizada ha puesto límites a la libertad de expresión, y no parece fácil regular los espacios mediáticos que esa actividad delictiva emplea para difundir sus mensajes sin caer en la censura, dijo Luis Astorga, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
Al participar en la conferencia de medios Prensa escrita y drogas ilegalizadas en México, indicó que el trabajo de periodistas que cubren noticias relacionadas con la delincuencia organizada (en particular los denominados delitos contra la salud, secuestro, tráfico de indocumentados, lavado de dinero y robo de hidrocarburos) se ha convertido en una actividad de alto riesgo en ciertos puntos del país.
En diversas entidades de México algunos comunicadores han recibido amenazas, atentados o han sido asesinados. “En varios lugares los periodistas y los medios para los que trabajan han optado por no escribir sobre esos temas por temor a represalias, por lo que se han autocensurado o se han visto forzados a publicar lo que estos grupos les han ordenado”, expuso.
Además, ante la inacción o incapacidad de las autoridades, los medios han pedido a los criminales les indiquen lo que sí pueden publicar. En algunos casos, algunos comunicadores han tenido que cubrirse el rostro en la presentación de delincuentes para evitar ser reconocidos en caso de ser liberados; y en otros tantos, han sido objeto de violencia inusitada con armas de alto poder, torturados y mutilados.
Organismos nacionales e internacionales han externado sus reclamos y protestas hacia las autoridades mexicanas, debido a la falta de protección a la labor de periodistas, o por la ausencia e ineficacia de las investigaciones sobre los crímenes contra ellos, que demuestran los altos niveles de impunidad y que repercute en la libertad de expresión.
En el auditorio del IIS, Luis Astorga señaló, por otra parte, que los medios de comunicación que han coincidido en distintos momentos históricos con la política estatal en asuntos de drogas, no sólo han transmitido y reproducido la visión oficial, sino que han contribuido a su reforzamiento y desarrollo con categorías y esquemas de percepción propios.
No obstante, hoy existen medios en los que se expresan diferentes corrientes de opinión, sin restricción alguna, y otros que privilegian líneas de pensamiento más homogéneas. “Unos más cercanos o lejanos a las posiciones del Gobierno Federal en cuanto a la estrategia contra la delincuencia organizada, vigilantes y críticos de lo que consideran erróneo e inadecuado”.
En su oportunidad, Marco Lara Klahr, periodista y académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), puntualizó que las arquitecturas, agendas y políticas editoriales de la industria de las noticias amenazan a los periodistas: es una fuente recurrente de violencia.
Las órdenes de trabajo que reciben para cubrir cierta información, la precariedad laboral y la falta de formación y actualización profesional genera una dinámica en la que las empresas se benefician de la maquila a granel emitida por las instituciones de seguridad; “en eso, las ‘salchichas’ relativas a la delincuencia organizada y drogas son los productos estrella”.
Cada vez se habla menos de ética pública, y se asocia en menor medida al papel social de los medios, situaciones que se reflejan en una “prensa capturada”.
Un documento emitido por periodistas chilenos hace más de cinco décadas, y que hoy sigue vigente, señala que el periodismo y los periodistas deben estar al servicio de la verdad, la justicia social y los derechos humanos.
El fin no es “desarrollar una mentalidad mediafóbica o de alimentar nuestra visión pasional con la idea de que los periodistas somos corruptos y la prensa es vendida; me parece que debemos apelar al análisis crítico del discurso, que contribuya a mejorar la calidad de vida de la sociedad”, sentenció Lara Klahr.
Por su parte, Susana González Reyna, académica de la FCPyS, mencionó que contrario a lo pronosticado, la prensa escrita es una fuente principal para continuar con la denuncia y en busca de la democracia y la justicia; “no se trata de ganarle la carrera a la noticia, sino de hacer un mejor periodismo que nos invite a reflexionar”.
El objetivo es entender y rescatar el periodismo, cuyo sentido profundo en esta carrera loca de la publicación digital y la primicia informativa se ha trastocado, concluyó.
La conferencia fue moderada por Marisol Ochoa, posdoctorante del IIS de la UNAM.