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CIUDAD DE MÉXICO, 23 de junio de 2021.- El episodio sangriento donde 19 personas fueron cobardemente asesinados, mientras transcurría su vida cotidiana en Reynosa, Tamaulipas, nos debe llevar a una profunda reflexión sobre el fracaso de la política de seguridad del Gobierno federal, señaló el activista Bryan LeBarón.
En un pronunciamiento, criticó la actuación del gobierno y sentenció: “No creo que en Palacio Nacional estén contentos con esa terrible jornada, pero lo peligroso es que lo vean como un caso aislado, cuando en realidad tienen más participación de lo que creen”.
Cuando un grupo de sicarios anda en una ciudad, matando a gente inocente, un taxista, un estudiante de enfermería, albañiles en plena faena, etc., tienen una clara intención, y es sembrar el terror en un territorio, controlar mediante el miedo y la incertidumbre, la voluntad de una comunidad.
Esto, se llama Terrorismo; y si el gobierno sigue sin reconocerlo ¿cómo podrá resolver una de las tantas aristas del crimen organizado? Combate a oscuras, sin guía, sin lograr conexiones, lejos de las verdaderas motivaciones del crimen.
No se trata solamente de un asunto de seguridad, y tarde o temprano López Obrador verá que es de gobernabilidad, y se está quedando sin tiempo, en la primera mitad de su gobierno no ha sabido como actuar frente al crimen organizado. Decidió no regresar al Ejército a los cuárteles, como lo había comprometido, y ni así ha dado resultados.
No se trata de los elementos de seguridad, sino de entender el problema, y hasta hoy, no se ve la mínima intención de hacerlo. Decir la palabra Terrorismo le causa un miedo sobrehumano, muestra de que los criminales están logrando su objetivo; hasta el presidente tiene terror.
Recientemente se inició una campaña de vacunación en la frontera norte de México, para tratar de revitalizar el comercio y la vida cotidiana; pero cuando se controle la pandemia, ¿qué hará el gobierno con la violencia descontrolada?, eso sin duda, lastimará cualquier intento de dar dinamismo al área.
Cuando ocurrió la masacre contra 17 miembros de mi familia, dejando 9 muertos, alcé la voz y pedí que se catalogara como Terrorismo el acto, no sólo por nombrarlo de alguna forma, es para fijarle una figura delictiva y que se actuara en consecuencia, con todo el rigor de la ley, con todo el peso de la justicia y se diera certeza al pueblo mexicano.
Frente a este escenario, el gobierno no quiso. Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, tomó mi planteamiento y lo realizó a López Obrador, quien lo rechazó; archivó esta ayuda en el cajón de sus viejos fantasmas: llevó el debate a una arena de simulación, como es la falsa discusión sobre soberanía.
Si realmente el gobierno de México quisiera sentirse soberano, de ellos debería venir la iniciativa de nombrarlos terroristas, no esperar sugerencias, ahí sí veríamos todos una verdadera voluntad de transformar esta hiriente realidad. No hay peor sometimiento que la que ocasiona el miedo, en ese punto, perdemos cualquier autonomía.
Existe el Terrorismo, sin duda, todos los mexicanos lo vemos y padecemos, excepto uno, el que toma las decisiones de seguridad en el país.