CONSTELACIÓN ANDRÓMEDA: La @,de los copistas medievales a fulanito de tal

26 de julio de 2012
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8:17

Me vino a la memoria la grandiosa novela del escritor francés Víctor Hugo, ‘Los miserables’, en la cual cuando el protagonista Jean Val Jean está en la prisión, es solamente un número; también recordé el libro ‘Yo robot?, de Isaac Asimov, en el que los androides fabricados por el hombre son identificados por su número de serie, pero también despertó mi curiosidad por saber cual es el origen de la @.
Resulta que este signo tan propio de la era globalizada en la que la inmediatez de las comunicaciones es asombrosa, nació de una práctica de los copistas que en la Edad Media utilizaban la grafía @ para ligar las letras a y d con el fin de formar la preposición latina ad, que significa hasta o hacia.
Más adelante el uso de esta forma se generalizó, extendiéndose a las cartas oficiales redactadas en latín, en las cuales se utilizaba antepuesta a los nombres de los destinatarios.
Los estudiosos del idioma aceptan que la palabra arroba viene del árabe “ar-roub”, que significa cuatro y hay documentos mercantiles venecianos datados en 1536 donde se puede apreciar el símbolo @ como abreviatura del precio de cada arroba, unidad de medida conocida por griegos y romanos, equivalente a un cuarto de ánfora.
Luego, en la Edad Moderna, la arroba comenzó a usarse en España y Sudamérica como equivalente a la cuarta parte del quintal y era considerada como la unidad principal de las medidas de peso.
Posteriormente la arroba sólo mantuvo su uso en América del Norte, donde los registros contables establecían el precio unitario en las facturas, por lo que el carácter @ fue incluido en los primeros teclados de las máquinas de escribir desarrolladas a partir de 1884 (como la Lambert fabricada en 1902); también por ese uso comercial, el teclado de un modelo de teletipo (Model-33 Teletype) contaba con una arroba.
Con el paso del tiempo esta representación cayó en desuso y cuando el  ingeniero Ray Tomlinson, el creador en 1971 del e-mail estaba buscando un signo que sirviese para identificar las direcciones de correo electrónico, eligió la @ por ser uno de los pocos disponibles en los teclados de la computadoras.
Así, la arroba se convirtió en la letra más idónea para separar el nombre personal del propietario del correo electrónico y el del dominio o servidor en el cual este correo operaba, ya que estaba presente en los teclados y su poco uso no generaría confusiones, además de que como en inglés su pronunciación es ‘at’, daba una sensación de localización.
Tomlinson envió el primer mensaje por el cibespacio con @ desde su computadora PDP-10, utilizando la dirección ‘tomlinson@bbn-tenexa’.
Una década después, la informática diseñó un protocolo estándar para el correo electrónico en todo el mundo, ya que en un principio cada empresa prestadora de este servicio empleaba diferentes símbolos, y así surgió el que ahora utilizamos: usuario+@+servidor.
De esta manera la ancestral grafía @ se universalizó y un carácter inventado por los copistas medievales como una forma de simplificar su trabajo, se convirtió en el símbolo del mundo globalizado y de la comunicación inmediata en tiempo real.
No estoy cierta si cientos -¿o solamente decenas?- de personas quedaremos aisladas del resto del orbe, entre ellas los periodistas que vivimos la transformación de las comunicaciones y aún recordamos aquellas salas de redacción en las que resonaban el tecleo de las viejas máquinas de escribir, el intenso ruido de los teletipos y el repiquetear incesante de los teléfonos, porque nos resistimos a ingresar en las filas de los usuarios del facebook (¿”libro de caras”, sería en español?) o del twitter (¿trino?,  y no precisamente el caricaturista).
Espero que la facilidad y rapidez con que nos permiten comunicarnos interplanetariamente las tan de moda redes sociales, no nos lleve a una total deshumanización y llegue el día en que tengamos que decir: te presento a @fulanitode tal.

 

QMex/nva

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